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Reportaje:

La reconquista del puerto de Juninshahr, cercado por Irán, preludia el fin de la guerra irano-iraquí

Por tres frentes distintos, por el oeste, el norte y el sur de la ciudad, las tropas iraníes hostigan duramente ál Ejército iraquí. El paso fronterizo de Chalamcheh, a unos 15 kilómetros del centro de Juninshahr, en dirección Oeste, ha caído en manos iraníes. La ciudad iraquí de Basora dista no más de 30 kilómetros de esta aduana.Por este punto cruzaron las, tropas iraquíes en octubre de 1980 para adueñarse del importante. puerto. La artillería y la aviación persas bombardean sin tregua las guarniciones militares iraquíes, cuyos mandos saben que no les queda otra salida que un empuje hacia Abadán, a unos 12 kilómetros hacia el Sur. Esta vía se considera bastante incierta, ya que el grueso artillero iraní se encuentra allí estacionado.

La otra salida es la retirada. Las tropas de Irak se encuentran ahora con su frontera en la espalda. Sólo precisan cruzar el Chatt el Arab para hallarse en casa. Unos pocos centenares de metros y esta extraña y costosísima guerra puede haber acabado.

Sin embargo, pese a los enormes esfuerzos desplegados en los últimos meses por Irak para hallar una solución negociada -con sus tropas aún sobre el territorio iraní, por supuesto-, no parece probable que ceda Jorramshahr sin desplegar una resistencia encarnizada. Las consecuencias políticas que puertas adentro del régimen de Bagdad tendría esta eventualidad nadie puede subestimarlas. Saddam Hussein, presidente de Irak, se juega en ello la dirección político-militar de su país.

Vísperas de sangre

Por ello, Juninshahr va a presenciar, con certeza, una verdadera carnicería. Más de 30.000 soldados iraquíes permanecen en su interior y en sus suburbios. Tropas especiales, con unidades frescas de élite, artillería y carros de combate, se aprestan a librar un cerco presumiblemente largo y sangriento.

En una sola semana de octubre de 1980, su conquista por Irak costó a Irán siete mil muertos. Mozalbetes de doce y catorce años hicieron frente a los aterradores carros de combate iraquíes con botellas de cola repletas de gasolina y fósforos en la otra mano. La artillería iraquí no se apiadó de esta ciudad. Los cohetes de dos toneladas de peso entraron por los techos de los hospitales, por las cúpulas de las mezquitas, por las frágiles paredes de las escuelas.

Las grandes avenidas de la ciudad, otrora salpicadas de esbeltas palmeras, se vieron sometidas durante treinta infernales días a un zafarrancho que dejaba caer cada minuto decenas de morterazos y proyectiles de obuses. Los mullahs, los clérigos islámicos iraníes que asumieron la dirección de la defensa de la ciudad, provistos de enormes pistolones y con los ojos cegados por la ira, mostraban entonces a la Prensa extranjera los efectos de la artillería iraquí sobre los quirófanos reventados y los endebles tejadillos de las escuelas. Pocas horas después, Jorramshahr cayó en manos iraquíes e Irán la rebautizó como Ciudad Ensangrentada, Juninshahr.

Lo que ahora se avecina no parece que vaya a tener envergadura menor. El bello puerto iraní de Juninshahr se extiende en la ribera oriental del Chatt el Arab, Arvandroud en farsi, donde desemboca el río Karún, que divide la ciudad, en dos partes. La más poblada, cuando la ciudad estaba poblada, era la zona oeste, la que queda encima del Karún. Allí se hallaban las instalaciones portuarias y la aduana, por donde el crudo iraní salía al golfo Pérsico en busca de las rutas índicas hacia Europa o hacia Japón.

El puente sobre el Karún, que conectaba Juninshahr con Abadán y unía las dos zonas de la ciudad, ha.quedado muy dañado tras los intensos bombardeos. Presumiblemente, las tropas iraníes van a intentar atenazar a los iraquíes en pinza, por el Noroeste, desde Chalamcheh, que ya controlan, y por el Sureste, desde Abadán.

Desde el desierto parque infantil situado junto al puente dañado, no muy lejos puede observarse y a evolucionar, a los fieros quinceañeros bassidj, miembros de la Movilización de los mostazzaffin, los desheredados, que, con sus recién estrenados fusiles ametralladores, hostigan sin cesar a los corruptos sadamitas, denominación que dan a los soldados de Irak. Estos les llaman locos y fanáticos persas.

Para llegar hasta Juninshahr fue necesaria la operación Fath Ol Mobine (Verdad Evidente), desplegada por Irán en la última semana de marzo. La operación culminó con éxito para Irán, que logró desalojar a las tropas iraquíes de las posiciones que ocupaban en Bostán y Susangerd, no lejos de Dezful. En el enclave fronterizo de Fakkeh, al norte de la provincia iraní del Juzestán, las tropas iraquíes parecen hallarse aisladas, soportando un cerco que dura desde entonces. Bagdad desmiente la mayor parte de las informaciones del mando militar iraní y asegura haber causado a Irán la dudosa cifra de 21.788 muertos desde el 30 de abril al 4 de mayo.

Tras aquella operación, la continuidad del frente iraquí sobre el territorio del Juzestán iraní quedó truncada. En tropel, guardianes revolucionarios y soldados de Irán se lanzaron en tromba sobre Hoveyzeh, hoy llamado Huzgan, e iniciaron su marcha hacia el Sur, hacia el codiciado puerto.

"Cruzad el Karún"

Desde Ahwaz, capital del Juzestán, y en círculo, carros de combate iraníes e infantería cruzaron las caudalosas aguas del Karún, crecidas por el deshielo de las montañas que le ven nacer en los montes Zagros. Jomeini les había pedido vadear el río. Poco a poco, en un pesado avance frenado en muchas ocasiones por la arillería iraquí, ganaron la ciudad de Hamid, cerca de la vía férrea que une, en paralelo a una importante ruta asfaltada, las ciudades de Ahwaz y Juninshahr.

Por los desolados caminos de arena que bajan desde Hoveyzeh hasta Kushk, las tropas iraníes se adueñaron de Jofeir (Jafar Abad). Irak permanece plegado junto a su frontera, que en esta zona hace un cuatro y se adentra hacia Irán unos 30 kilómetros.

La ofensiva Ciudad Santa, emprendida por Irán en la noche del pasado 30 de abril, vino a completar la operación Verdad Evidente. La cárretera entre Ahwaz y Juninshahr pasé al control iraní. Hosseiniyeh, sobre esta ruta, a unos 25 kilómetros de la deseada ciudad portuaria, cayó en manos persas, mientras sus baterías artilleras, ya desde la ribera occidental del Karún, bombardeaban las posiciones iraquíes sobre la estrecha franja de unos 20 kilómetros de anchura y 25 de profundidad, entre la carretera Ahwaz-Juninshahr y la frontera de ambos países.

Sorprendentemenie, Irak retiró hasta su frontera una de las dos divisiones estacionadas en esta zona. Y ello, presumiblemente, para reforzar la ciudad de Juninshahr, cuyo cerco se presagiaba inminente.

Sin embargo, nadie esperaba que los iraníes acabaran entrando tan pronto en Chalamcheh, la aduana desde la que se llega a Juninshahr en diez minutos de automóvil.

Por si acaso, la artillería iraní descargó a lo largo de la jornada del miércoles fuego ininterrumpido sobre la poderosa estación de radar de Faw, una importante base de seguimiento situada en territorio iraquí, en el confín fronterizo que ya baña el Pérsico, en el extremo meridional de la frontera entre los dos países.

No cabe predecir, empero, una victoria fulminante de Irán. No puede olvidarse. que en el Norte, en la provincia de Jermanshahan, una denominación curiosamente germánica, Irak mantiene frentes abiertos alrededor de Qasr e Shirin, Sar e Pole Zahab, Gilan Garb y Naft e Shah, enclaves que bombardea todavía a su antojo, lo mismo que otros muchos, desde la ciudad fronteriza de Mehran hasta Ilam. Una contraofensiva sorpresa iraquí, en cualquier lugar del frente Norte del Juzestán, no puede ser descartada. Sin embargo, la guerra parece ya sentenciada.

El temor se ha adueñado de los países que han apoyado a Irak en la guerra, casi todos los de la zona, a excepción de Siria. Temen que Irán les exporte su revolución y dé al traste con sus monarquías, forma de gobierno especialmente denostada dentro del Islam chiíta.

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