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RELIGION

Sectores católicos critican la comunicación dentro de la Iglesia

La Iglesia católica celebrará el domingo 23 de mayo su Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales por decimosexta vez consecutiva desde que así lo decretó el Concilio Vaticano II. Este año está dedicada a la tercera edad, aunque informaciones provenientes de varios países señalan que a muchos católicos lo que les preocupa es la comunicación dentro de la misma Iglesia.

La agencia italiana de noticias Adista, especializada en asuntos religiosos, ofrece las respuestas de un variado grupo de personalidades católicas a las preguntas de cómo explicarse la deficiente comunicación dentro de la Iglesia y cuáles serían los remedios.La estructura verticalista de la Iglesia, que privilegia la información de arriba abajo, el sistema de cooptación de sus cuadros dirigentes, el uso constante de un lenguaje curialesco más bien anacrónico, el predominio del mensaje sobre la información y la utilización propagandista de sus medios de comunicación, son algunas de las causas enumeradas por el grupo de especialistas y que pueden explicar la mala comunicación dentro de la Iglesia católica. Esta política informativa quita, según unos, credibilidad a la información religiosa y se opone, en opinión del jesuita Virgilio Rotondi, a la condición de la Iglesia, donde vocablos como comunión, comunicación y convocación no son nada secundarios. Los remedios posibles a esta situación dan para todos los gustos. Para el teólogo y politólogo Baget-Bozzo, la única manera de romper la alternativa que ofrece la Iglesia, consistente en que el miembro crítico abandone o se integre, es recurrir a lo que él llama "transgresión por motivos de conciencia", que es, en su opinión, una función evangélica. Otros, como Dom G. Franzoni, el otrora abad de la basílica de San Pablo, aboga por la reimplantación del funcionamiento, democrático de la Iglesia. El relato bíblico de unos primeros cristianos que recurrieron al sorteo para nombrar un sucesor del colegio apostólico revela "un sistema ingenuo y primitivo, pero con más connotaciones de tipo democrático que del orden autoritario-jerárquico".

Otro grupo de personas han hecho pública una carta abierta sobre la comunicación en la Iglesia en la que formulan lo que llaman "derechos y deberes de los cristianos en la comunicación": todo fiel cristiano tiene el derecho a estar informado sobre los problemas graves de la Iglesia; que se tome en consideración el punto de vista de la mayoría; más autocrítica; participación de todos en la organización de la Iglesia , y privilegiar la información sobre problemas mundiales como el hambre, la injusticia o el rearme. La tercera edad sí parece ser uno de esos problemas mayores que tiene pendiente la humanidad de solución eficaz. En España son más de cinco millones de españoles los que superan los sesenta años de edad. Este sector social es uno de los mayores consumidores de programación televisiva y uno de los menores en consumo de información activa, como la lectura de periódicos. Para que la programación televisiva se adapte mejor a sus necesidades algunas voces de dentro de la Iglesia han planteado la conveniencia de que un representante de este sector figure en el consejo asesor de Televisión Española.

Mientras se espera un posible documento papal sobre el tema, la comisión episcopal española de medios de comunicación recoge el pensamiento de Juan Pablo II sobre los ancianos, quien invita a los medios de comunicación a dar una mejor imagen de los ancianos que subraye su valor real, su importante contribución a la familia y a la comunidad y que no eluda hablar de la muerte, ese "gran umbral que a menudo nos dibujamos unilateralmente como abismo y noche". La citada comisión episcopal española tiene establecido para esa fecha la concesión anual de los premios Bravo, que se otorgan a destacados informadores por su labor profesional, y el premio de Prensa Ramón Cunill.

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