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El discutible secreto en materia de defensa nacional

El carácter secreto de las sesiones convocadas por la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados con el titular del departamento, Alberto Oliart, en los últimos días del pasado mes de abril ha sido ampliamente discutido incluso en el seno de los estados mayores y en el propio gabinete del ministro.En el ámbito interior, el objetivo declarado, según el documento remitido con ese motivo por el Gobierno a la Comisión, destaca la necesidad de "conseguir un fortalecimiento de la conciencia nacional para lograr la mayor identificación posible entre el pueblo y las Fuerzas Armadas en la empresa común de la defensa". Los críticos del ministro estiman que para alcanzar el objetivo que tan paladinamente se declara el recurso al secreto no parece el más aconsejable, sobre todo cuando además se pretende abrir camino a la Ley de Dotaciones Presupuestarias para las Fuerzas Armadas.

El mismo teniente coronel Manuel Fernández-Monzón, que es tuvo hasta fechas recientes al frente de la extinta Oficina de Información, Difusión y Relaciones Públicas (OIDREP) de la Defensa, en su intervención del 5 de mayo en el seminario del palacio de Fuensalida (Toledo) señalaba la dañina tendencia, en materias de seguridad y de defensa, "al hermetismo, quizá por una larga e incluso ensoberbecida tradición de que sus cosas no trasciendan al público, precisamente por entender que en esos delicados ámbitos el conocimiento debe ser privilegio de unos pocos por razones de discreción elitista".

La responsabilidad de las Cortes

Con oportunidad, observados los debates de la Comisión de Defensa, un líder político centrista recordaba unas autorizadas palabras dichas en el Congreso por un ilustre antecesor de Alberto Oliart: "Todo lo que ha ocurrido en España con los militares y en torno al problema militar gravita, en último término, sobre el Parlamento, porque aquí es donde se ventilan este género de cuestiones, y si el Parlamento, por una razón o por otra, por este miramiento o el de más allá, por un respeto político o de sumisión a un caudillo, o por intereses de partido, no abordó un problema de esta magnitud y lo celó a título de patriotismo, la responsabilidad es de las Cortes, no de quien se aprovecha de su lenidad".

"¿No ha sido, en último término, la flaqueza y la mengua del Parlamento español el que, por dejación de su autoridad, de sus deberes, es el mayor responsable de lo que ha ocurrido en España con respecto a la política militar?", añadía en su cita histórica el aludido líder centrista. ¿Puede describirse con más exactitud, a cincuenta años vista, la situación de hoy mismo?, insistía el interlocutor de EL PAIS. Bastaría repasar la política de paños calientes, de ausencia de autoridad, de falta de rigor en los planteamientos, de falta de exigencia en la ejecución, de falta de convicción en las propias y soberanas atribuciones sobre la materia, a lo largo de estos últimos años, para ratificar la justeza de las apreciaciones traídas aquí a colación. No sucede sin graves consecuencias que el Congreso deje pasar en la penunmbra las presiones ilegales que en ocasio nes recibe.

El diagnóstico formulado en su conferencia de Toledo, sobre "La opinión pública y la seguridad nacional", por el teniente coronel Monzón hacía hincapié en la situación actual y señalaba que "la opinión pública sólo percibe respecto de lo militar, y tangencialmente, la incomodidad del servicio militar obligatorio, la cuantía de los gastos de defensa, la rigurosidad de la disciplina militar, la igualdad o socialización del peligro (en épocas pasadas resultó muy sencilla la indiscutibilidad del respeto del pueblo por los guerreros, pues sólo ellos corrían o afrontaban los riesgos de la guerra), la politización de los ejércitos (que en razón a la fuerza del Estado que detentan siempre es temida), la falta de rentabilidad social, y por supuesto económica, de éstos".

El día de las Fuerzas Armadas

Ahora que se aproxima el Día de las Fuerzas Armadas, que se celebrará solemnemente el último domingo de mayo en Zaragoza, sede de la V Región Militar, cobra nueva fuerza la exacta apreciación del general José Sáenz de Santa María cuando afirmaba que en buena ley de integración pueblo-Fuerzas Armadas el paso de las unidades por las calles tiene que impulsar a los vecinos a contemplarlo alegre en sus balcones en lugar de llevarles a encerrarse atemorizados en sus portales. La suerte corrida por el ejército del Sha de Persia -disuelto como un azucarillo pese a su fanática adhesión al emperador, su excelente formación técnica en las mejores escuelas de los Estados Unidos, su cuidado entrenamiento y su espléndida dotación de medios y material ultramoderno- ilustra bien sobre el futuro que aguarda a las instituciones armadas que se divorcian del pueblo.

Como se dijo en el seminario toledano organizado por el CESEDEN y la Universidad Menéndez y Pelayo, "cuando unas fuerzas armadas se ven obligadas a intervenir en condiciones de indiferencia por parte de la, opinión pública su moral disminuye a veces hasta niveles alarmantes al no ser aceptada su actuación por una opinión pública unánime". Cuando el vínculo de los ejércitos con la sociedad se rompe por haberse extralimitado la institución armada en sus funciones, un sector de la nación inevitablemente se divorcia y se enfrenta a aquélla.

Los aparatos de seguridad y defensa tienen en España una tendencia acusada a reclamar de los medios de comunicación que sólo informen de lo que estiman favorecedor para su propia imagen. Y en los medios de comunicación los mencionados aparatos sólo adivinan recelos y una propensión enfermiza a ocuparse de los aspectos considerados perjudiciales. Además desde esas esferas militares se señala en los medios informativos una actitud de inmadurez y a veces de infantilismo, una falta de estudio riguroso de cuestiones como las referentesa la defensa y de cuidadosa ponderación de los intereses nacionales y el uso del secreto profesional como un escudo que proporciona "un régimen de absoluta impunidad", en apreciación del citado teniente coronel Monzón.

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