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Policías nacionales sacan a un detenido del cuartelillo de la Policía municipal de Bilbao

Policías nacionales armados con metralletas se llevaron del cuartelillo de la Policía Municipal de Bilbao a una persona -que resultó ser inspector del Cuerpo Superior de Policía- que había sido detenida poco antes por intentar llevarse del depósito, sin pagar la multa correspondiente, un automóvil previamente retirado por la grúa, por estar mal aparcado.

El incidente se produjo a las 18.30 horas del miércoles, aunque el silencio de las partes afectadas hizo que no se conociera hasta ayer. A esa hora, tres personas se presentaron en el depósito municipal instalado en el antiguo cuartel de Garellano, reclamando un automóvil. Antes de pagar la sanción, uno de los tres hombres pidió dar una vuelta por el recinto para comprobar si el coche se encontraba en buen estado. Tras lograr su propósito, el que se había colocado al volante aceleró bruscamente en dirección a la salida.Antes de franquear ésta, el automóvil fue a estrellarse contra una de las grúas que en aquel momento llegaba al depósito. Los agentes municipales procedieron a detener al conductor que había realizado tan extraña maniobra, conduciéndole esposado al cuartelillo de la policía municipal, situado en el ayuntamiento bilbaíno.

Pocos minutos después, dos coches camuflados de la Policía, seguidos por varias furgonetas de las fuerzas de seguridad que hacían sonar sus sirenas, llegaron al ayuntamiento, tomando posiciones los agentes en torno al edificio. Un empleado de la corporación describió el hecho como "una operación estilo hombres de Harrelson". Los policías, según dicha versión, descendieron de sus vehículos a la carrera, esgrimiendo metralletas. Los inspectores de los dos primeros coches penetraron en el cuartelillo y se llevaron a la persona que había protagonizado el incidente. Dos coches policiales reaparecieron en el lugar algunos minutos más tarde. Agentes de paisano, subieron las escalerillas del ayuntamiento y anunciaron que tenían orden de llevarse detenidos a los municipales que habían retenido a su compañero. El segundo teniente de alcalde, Iñaki Zabala, se presentó ante los inspectores advirtiéndoles de que, si no exhibían la orden judicial correspondiente, no sólo no permitiría la detención de los empleados municipales, sino que tampoco les dejaría penetrar en el edificio. Ante esta postura, los inspectores optaron por marcharse.

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