UCD y Unidad Andaluza
El ex secretario de organización de UCD Caso, publicó dos artículos en su periódico en los que hacía unas consideraciones sobre el sentido y repercusiones de los próximos comicios para el Parlamento andaluz.Se analizaban allí las posibilidades de todos los partidos de cara a dichas elecciones y omitía, con toda intención despreciativa, cualquier referencia a Unidad Andaluza, partido existente en Andalucía, con implantación en las ocho provincias y cuyo líder, el ex ministro Manuel Clavero Arévalo, dimitió y abandonó UCD con ocasión de su conducta el 28 de febrero. Es un silencio reflexivo que con Unidad Andaluza practica UCD y los muy poderosos medios que de ella dependen.
Pero no vamos a hablar ahora de Unidad Andaluza, sino de algunas de las discrepancias que mantenemos con Caso sobre las elecciones andaluzas.
Esperanzas electorales limitadas
Se afirma con razón que las esperanzas electorales de UCD, en las referidas elecciones andaluzas, son forzosamente limitadas, y se añade que un objetivo razonable de su partido sería alcanzar el 25% de los votos, aunque eso queda ya muy por debajo de lo alcanzado por UCD en Andalucía, tanto en las elecciones de 1977 como en las de 1979, en las que, por cierto, obtuvo un diputado más que el PSOE. Lo que no se afirma ni menciona son las razones por las cuales son forzosamente limitadas las esperanzas electorales de UCD. Nos extraña que ello ocurra en un análisis que, por consecuencia, queda muy incompleto.
En primer lugar, la insólita actuación de UCD recomendando la abstención en un referéndum constitucional y democrático como fue el del 28 de febrero, dejando en situación desairada a todos sus concejales y miembros del partido que en el seno de los ayuntamientos habían votado a favor de la iniciativa autonómica por el artículo 151 de la Constitución.
En segundo lugar, por la regulación discriminatoria contra Andalucía de la campaña del citado referéndum al limitarse la duración de la campaña, negarse la televisión y ponerse todos los poderes del Gobierno a favor de la abstención y formularse al pueblo una pregunta que no la entendía ni quien la redactó, pero que el pueblo andaluz comprendió y supo inmediatamente lo que debía votar.
En tercer lugar, por la tenaz negativa a reconocer el triunfo del pueblo andaluz el 28 de febrero y la obstinación de más de ocho meses al declarar el triunfo de la autonomía del artículo 143 de la Constitución y la oposición a buscar fórmulas Constitución y la oposición a buscar fórmulas para la salida de aquel grave problema político que fue el centro de los debates habidos con motivo de la moción de censura (primavera de 1980), proposiciones de ley para la modificación de la ley de Referéndum (12 de junio de 1980) y cuestión de confianza (septiembre de 1980). Finalmente, por la claudicación total al aceptar a rastras el triunfo del artículo 151 de la Constitución, en diciembre de 1980.
En cuarto lugar, por la aplicación anticipada de la LOAPA al Estatuto de Autonomía de Andalucía, que, aun siendo el último del artículo 151, es el primero del artículo 143, en pugna total con el espíritu de la no discriminación que el pueblo votó el 28 de febrero.
Fines de semana
Pero es que UCD en su actuación reciente en Andalucía ha vuelto a demostrar que persiste en la actitud que le condujo a tantos fracasos. Nadie con categoría en UCD quiere ser el candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, a pesar de que tantas figuras tiene en Andalucía (tres ministros, uno de ellos vicepresidente del Gobierno, el presidente del Congreso y el del Senado).
Hay que buscar un candidato ajeno al partido y se intenta la incorporación de los catedráticos independientes Gallego Morell y Olivencia Ruiz. Se produce en ambos casos la negativa a la aceptación de la candidatura.
En este ambiente se celebra el congreso de Torremolinos a cuyo acto final asiste el presidente del Gobierno y del partido, Leopoldo Calvo Sotelo. Lo que ocurre en el congreso es verdaderamente significativo. Se designa presidente de UCD en Andalucía a la madrileña Soledad Becerril, que se niega a ser candidata a la Junta de Andalucía porque prefiere seguir en el Ministerio de Cultura.
Arremete contra Fraga por venir a Andalucía a hacer campaña siendo gallego, olvidando no sólo, que ella es madrileña, sino que Calvo Sotelo es también gallego; Landelino, de la villa de Lérida, y García Díez, de Segovia, por no citar a otros. Por fin se logra un candidato a la presidencia de la Junta, desconocido en Andalucía, pero no una cara nueva en política, ya que hace nueve años fue primero concejal y después alcalde del Ayuntamiento de Málaga, y el 28 de febrero, como presidente de la UCD en aquella provincia, organizó y participó activamente en la campaña abstencionista del referéndum. Finalmente, el Consejo de Ministros acaba de nombrar delegado del Gobierno en Andalucía a Pérez Miyares, el hombre que ocupaba la presidencia de la UCD andaluza el 28 de febrero y que coordinó aquella campaña bajo el triste tema Andaluz, este no es tu referéndum.
Desde hace un mes, todos los fines de semana, al igual que cuando el 28 de febrero, una media de cuatro ministros visitan y prometen todo en Andalucía. Pero en esta tierra desconfían de los que sólo vienen cuando hay elecciones.
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