El calvario de El Salvador

"En seis meses acabaré con la guerrilla", proclamó exultante apenas elegido presidente de la Asamblea Constituyente de El Salvador, Roberto D'Aubuisson, líder ultraderechista del partido nacional ARENA.(...) Aunque los democristianos obtuvieron más votos que ningún otro partido, no alcanzaron la mayoría absoluta en la asamblea constituyente. D'Aubuisson logró, a la cabeza del segundo partido, unificar con habilidad innegable los rangos de los cinco partidos de la dérecha que se presentaron en orden disperso, y se impuso como presidente de la nueva asamblea, dejando en la oposición a los democristianos.

(...) El resultado ha sido finalmente, tras un tenso forcejeo en la sombra, que el tercer partido en las elecciones se ha dejado convencer por los militares y ha apoyado, con los democristianos y otros grupos, a un economista moderado, Alvaro Magaña, presidente de un banco. El nuevo presidente obtuvo 60 votos, frente a los 17 del candidato de D'Aubuisson y 7 abstenciones. De esta manera, los norteamericanos podrán seguir apoyando una política no extremista -aunque probablemente menos decidida que la de Duarte- y el Ejército podrá seguir contando con el apoyo en material y consejeros que necesita.

Las perspectiva más sombría, un enfrentamiento cada vez más cruel entre la reacción y la guerrilla, dos fuerzas que suman sus violencias para exterminar al sufrido pueblo salvadoreño, parece así evitarse en el último minuto. Pero la situación está lejos de ofrecer perspectivas de esperanza. Pese al obvio y público deseo de paz de la población (...).

1 de mayo.