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La Real demostró que con planificación no caben sorpresas

La Real Sociedad ha demostrado que con el trabajo planificado y unos jugadores intransferibles las sopresas del fútbol disminuyen. Los mismos hombres han luchado por el título en las últimas semanas de las tres últimas ligas. Para el partido de hoy, el Athlétic, conjunto novel y que quiere hacer méritos, no necesita alicientes extras. Por ganar recibirá cada jugador 5 10.000 pesetas. Se las da su propio club. De la Real no se sabe. Dinero y política son tabús.Los acontecimientos casi siempre le han dado la razón al entrenador donostiarra. Ha visto como el público de Atocha pedía su cabeza pocas jornadas antes de obtener una Liga. También lo ha visto este año, cuando ha estado a pocos pasos de conseguir los dos títulos. Sin embargo, él y sus jugadores presentan la aparente frialdad de un conjunto del Este. Ormaechea, legendario jugador de la manguera y barro, llevó adelante la renovación iniciada por Iriondo. El se atrevió a alinear a Satrústegui, a sus 19 años, en dúo rematador con Ansola, ya de retirada. Hicieron estragos. Se fue Ansola y apareció un gallego habilidoso, que jugaba en el Eibar, Diego; se incorporó otro del Lasarte, al que se le ponía la pega de su frialdad -hoy le llaman falta de liderazgo-, Zamora. El equipo ya hacía ascos al barro. Satrústegui no tenía que andar rastreando los pelotazos que le mandaban desde la defensa. Casi por primera vez, en Atocha se veía fútbol de alta calidad.

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Llega un porteroContinuaron las incorporáciones. Del Lengokoak llegó al club otro portero. No era noticia, de este club salieron Zubiarrain y Urruticoechea. Pero del nuevo se hablaba sin parar cuando jugaba con el Sanse. Se trataba de Arconada, pero como a los anteriores, y a los siguientes, quizás para evitar el futbolista perfecto, se le sacaba un pero. En este caso, la acomodada posición económica de su familia. Ahí entró Expósito, el técnico del Sanse, para inculcarle el amor al deporte como forma de vida. Arconada convirtió a Urruticoechea en transferible.

Casi a la vez, llegaba de Irún un fenómeno. El Athlétic de Bilbao, con un completo plantel de técnicos por Euskadi y Navarra, ya tenía noticias de él. Sabían que era un genio de 15 años. Eran tiempos de oriundos, y el Athlétic encabezaba jurídicamente las denuncias contra tanto suramericano. No era político hacerse con los servicios de un marroquí, aunque se llamase Roberto López Ufarte. Osasuna también estuvo avisado, pero la Real no dudó tanto. Le daba igual su lugar de nacimiento. El equipo ya estaba casi completo. También llegó un lateral que regateaba mejor que el extremo, algo inconcebible en Atocha, el navarro Celayeta. Aunque tardíamente, del Tolosa se incorporó la fuerza de Alonso; del Sanse la contundencia de Gajate que, al amparo del maestro Kortabarría, fue limada hasta convertirse en internacional.

Si en las ligas 79-80 y 80-81 el equipo no tenía banquillo, aunque tampoco lesiones, al principio de la actual sí. El club se permitió el lujo de traspasar a Idígoras. Increíblemente, para la Real era un jugador sin técnica. Y por atrás venía pegando fuerte otro navarro, Bakero, que del juvenil saltó al primer equipo. Pero Bakero se destrozó ante un jugador del CSKA de Sofía. Sin mayor trascendencia le sustituyó Uralde, procedente del Aurrerá de Vitoria. Hoy, este jugador es ya internacional. Como lo podría ser el sustituto de Gajate, Górriz, o el de Zamora y Alonso, Larrañaga, o por qué no, Olaizola. La Real es el mejor ejemplo de que con el trabajo y la paciencia salen buenos jugadores. De las lamentaciones y los recuerdos, hasta ahora, pocos.

Siete millones de razones para ganarClemente, que irrita y sabe que irrita a muchos por sus faroladas -que se suelen cumplir, como bien saben los catalanes- ya ha declarado que ellos son unos profesionales y que, por tanto, irán a ganar a Atocha; que el Barcelona será el campeón; que con entradas tan caras en Atocha están matando el fútbol. Estos pronósticos ya han calentado las ideas de los aficionados do

nostiarras y vascos, y es muy posible que el Athlétic sea recibido con pitos.El Barcelona entró en la dialéctica y sólo consiguió que los vascos salieran al campo más envalentonados. Ormaechea y los suyos no contestan, generalmente no lo hacen, pero en esta ocasión menos. Si Clemente busca la bronca, Ormaechea los aplausos para el rival. Quiere que todo transcurra, o al menos comience, como un happening euskaldún.

Las palabras de Clemente son lógicas; son profesionales y saldrán a ganar, primero porque es su deber, y segundo porque pueden perder unos siete millones de pesetas. No es una prima extra anunciada en vísperas del acontecimiento. Clemente calla que la junta directiva les deja a elegir cuatro partidos, a principio de temporada, en los que reciben prima doble en caso de victoria. Los jugadores escogieron los partidos con el Real Madrid y con la Real Sociedad. La prima establecida se coloca, con triunfo fuera de casa, en 360.000 pesetas por jugador. Además, el club estableció una escala de gratificaciones, según el puesto que ocupen al final de Liga. Por razones económicas no es lo mismo ser el primero que el segundo, ni el cuarto que el quinto -puesto que tienen casi asegurado-. La diferencia en este último caso es de 150.000 pesetas, lo que en total pone la prima establecida en 510.000 pesetas. De la Real nada se sabe. En política y dinero se abstiene.

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