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Los 25.000 millones de pérdidas de los grandes astilleros en 1981 pueden desaparecer en 1984

El plan de viabilidad de los grandes astilleros (Astilleros Españoles y Astano) pretende reducir en 4.500 trabajadores el nivel actual de 24.000 empleos y en 25.000 millones de pesetas el volumen de pérdidas de 1981, durante los próximos tres años, equilibrando así sus resultados para 1984. El presidente de la división de construcción naval de INI, José Julián Massa Saavedra, presentó ayer a la Prensa el plan de viabilidad que servirá de base para elaborar y presentar al Gobierno, el próximo mes de mayo, el plan de reestructuración del sector.

"La reconversión de los grandes astilleros es absolutamente urgente", declaró ayer José Julián Massa, "para recuperar el equilibrio perdido entre una demanda escasa y una oferta excesiva a nivel mundial y debido nuestro retraso con respecto a los tradicionales competidores (Comunidad Económica Europea y Japón) que están ganando competitividad tras haber realizado su reestructuración naval". Entre las razones para justificar este retraso, el presidente de Astilleros señaló que no había un marco legal adecuado y que la caída de la demanda se inició cuando la cartera de pedidos de buques era buena para España, lo que hizo presumir un posible puenteo de la crisis económica mundial, en espera de mejores tiempos.Entre los demás objetivos del plan, comentados por el presidente de la división naval del INI, destacan la reducción de la capacidad de producción desde las 650.000 toneladas de registro bruto (TRB) actuales hasta 430.000, lo que supone una disminución proporcional equivalente a la realizada por Japón y la CEE en años anteriores; cierre de instalaciones y talleres improductivos que son propios de la industria auxiliar; jubilación anticipada de 2.000 trabajadores, repartidos entre las zonas de Cádiz, Ferrol y Bilbao, dentro de la reducción de los 4.500 empleos citados; diversificación de productos, plan de mejora comercial y tecnológica, nueva línea de gestión empresarial, y reducción de las cargas financieras del actual 14,5% sobre ventas al 9%, incrementando también los fondos propios.

El señor Massa pidió una mayor motivación de la escasa demanda nacional, a través de subsidios al armador semejantes a los que existen en los países competidores, y manifestó que no veía inconveniente alguno a que se liberalizara el mercado de buques, siempre que se hiciera con orden, es decir, que no se emprendiera con los barcos antes que con los componentes.

Aunque las pérdidas estimadas para 1982 son de 17.000 millones de pesetas, José Julián Massa se mostró optimista con respecto al futuro de los grandes astilleros españoles.

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