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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La tasa de paro, insoportable (TPI)

Joaquín Almunia

El responsable económico del Partido Socialista Obrero Español, Joaquín Almunia, replica en el siguiente artículo al secretario general técnico del Ministerio de Economía, Luis María Linde, quien polemizaba el pasado 31 de marzo en esta misma tribuna libre en torno a la tasa de paro como mal indicador de política de empleo y defendía la tasa de paro no aceleradora de la inflación (TPNAI).

"Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo". (Del artículo 35 de la vigente Constitución española.)

El señor Linde, secretario general técnico del Ministerio de Economía y Comercio, publicó el pasado 31 de marzo una tribuna libre, en este periódico, saliendo al paso de unas declaraciones mías contra las tesis mantenidas en el Boletín Semanal de Información Comercial Española, en torno al valor de la tasa de paro como indicador de los resultados de la política de empleo. El señor Linde ofrece argumentos en defensa de la posición de ICE, y pide que se manifiesten las razones de mi oposición. Voy a intentar satisfacerle en las líneas que siguen.

En primer lugar, no creo razonable la afirmación del señor Linde atribuyendo a todos los firmantes del ANE una opinión unánime sobre el particular. El hecho de que el compromiso de empleo del ANE fuese establecido en términos de mantenimiento de la población asalariada ocupada no permite, a mi juicio, extrapolaciones interesadas. Es obvio que el realismo sindical lleva a no exigir objetivos inalcanzables -como lo sería pensar en un crecimiento neto del empleo a un año vista y con UCD en el Gobierno-; pero de ahí a deducir el desinterés sindical por el volumen de oferta de fuerza de trabajo insatisfecha hay un paso muy arriesgado que el señor Linde parece dar alegremente, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo. La explicación de por qué los sindicatos prefirieron en aquel momento expresar el compromiso del ANE en términos de empleo, y no en términos de paro, pienso que depende bastante más de cuestiones de imagen que de sus posibles lecturas de teoría económica anglosajona.

En cuanto al fondo del asunto, el argumento ICE-Linde pretende, en primer lugar, descalificar a la tasa de paro como indicador solvente, ya que la oferta de trabajo es incontrolable. La idea no es nueva, y desde el año 1961, había sido ya apuntada en el inefable Reader's Digest, reapareciendo más adelante en diferentes lugares, como, por ejemplo, en la edición del Wall Street Journal del 7 de marzo de 1977. Lo cual, evidentemente, no quita para que instituciones tan poco sospechosas de abandono de la ortodoxia económica como la OCDE, la OIT, el Bureau of Labor Statistics norteamericano y un largo etcétera continúen en sus trece utilizando el dichoso indicador. Y a mi juicio no podía ser menos, puesto que el mayor o el menor control que desde la política económica puede ejercerse sobre el flujo de personas que deciden en un momento dado acudir en busca de trabajo al mercado, no puede ser argumento para desconocer la enorme trascendencia política, social, económíca y, en definitiva, ética, que ello plantea. Un Gobierno no puede marginarse de la necesidad de dar respuesta a esa realidad social, como tampoco puede hacerlo cuando el descenso de la tasa de actividad nos está indicando -como es el caso hoy en España- que más allá de los dos millones de parados hay otro colectivo muy importante de población desanimada potencialmente activa, que un día u otro acudirán también al mercado de trabajo. Volver la espalda a la realidad es aún peor que una política basada en indicadores poco controlables. En todo caso, puede ser recomendable leer sobre estos asuntos a G. Cain: Labor force concepts and definitions in view of thier purpose. Wisconsin University, 1978, y a Eckstein y Haltinaier: The employement ratio in this recession. Data Ressources Review. Diciembre, 1975.

Alusiones a Fiedman y Tobin

Sobre la tasa de paro no aceleradora de inflación (TPNAI), construyen ICE y el señor Linde la segunda parte de su argumentación. Para su información, y no sin antes advertir que las alusiones a Friedinan y Tobin debiera dirigírselas el señor Linde a la redacción de EL PAIS, ya que de mi boca no salieron referencias a ninguno de ellos, les recomiendo a ICE-Linde la lectura de un artículo de Modigliani y Papademos -Targets for Economic Activity- donde ya en 1975 se habla de la tasa de paro no inflacionista (NIRU), digno precursor del TPNAL Tanto ICE como el señor Linde, rehúyen de modo elegante cualquier justificación mínimamente rigurosa sobre el nivel que la TPNAI puede alcanzar en España en estos momentos, e incluso ICE afirma -en nota a pie de página- que no hay estimaciones al respecto. Pero, eso sí, no hay reparos por su parte en establecer culpables de que suceda algo que no se conoce. Y se apunta a las prestaciones por desempleo que quedan convertidas en un principal chivo expiatorio. Pues bien, hay que recordar una vez más que a raíz de la entrada en vigor de la ley básica de empleo, en otoño de 1980, la duración media de las prestaciones está disminuyendo, y que la tasa de cobertura, en relación con el paro medido por la encuesta de población activa, no debe ser hoy superior a un 33%35% frente al 40,8% que ICE recoge para 1980, lo cual no sólo es contradictorio con su pretendida influencia sobre el aumento de la TPNAI, sino que, evidentemente, plantea un problema político que no puede quedar marginado de los objetivos que se fije el Gobierno de turno... Además, y por si fuera poco, los estudios empíricos recientes muestran que la incidencia de la cuantía de las prestaciones sobre la duración del paro es bastante insignificante (véase artículo de S. Nickell en el Economic Journal. Marzo, 1979), lo que va en contradicción con los argumentos de ICE. Desgraciadamente la discusión sobre la TPNAI no pasa de ser, en la España del 15,4% de parados sobre la población activa, un ejercicio retórico y extemporáneo, estando lejano el día en que la reducción de la tasa de paro por debajo de un determinado límite pudiese llevar aparejada per se una aceleración de la inflación. Es más, a lo largo de estos años de crisis se puede establecer más bien una relación directamente proporcional entre tasa de paro y tasa de inflación, como lo demuestra el análisis de la evolución de ambos indicadores en los últimos años referidos a los países de la OCDE.

Si el editorialista de ICE hubiese elegido como ejemplo ilustrativo de sus tesis, no los datos relativos al período 1968-1973 en Estados Unidos, sino los ofrecidos por la encuesta de población activa española para el período 4 2 trimestre 1977 - 4º trimestre 1981 (véase cuadro adjunto), quizá esta discuisión escolástica hubiese sido innecesaria.

Medio millón de puestos de trabajo desaparecidos

En efecto, sea cual sea el indicador elegido, las conclusiones nos muestran una situación sumamen te preocupante en nuestro merca do de trabajo. Durante el período -que coincide básicamente con la gestión de los Gobiernos de UCD- han desaparecido casi millón y medio de puestos de trabajo en nuestro sistema productivo, la tasa de paro se ha multiplicado casi por tres -lo que supone un aumento de más de 1.100.000 parados- y la tasa de actividad ha descendido en dos puntos, lo que nos está indicando la existencia de un importante colectivo de población potencialmente activa que, en cuanto se comience a producir la deseada mejoría del nivel de empleo, es de temer que pase progresivamente a engrosar la lista de demandantes de trabajo, y, por tanto, de parados, según la definición de la EPA.

Conviene, por tanto, estar precavidos, no vaya a ser que los árboles -discusión sobre indicadores y TPNAI- no nos dejen ver el bosque -dos millones de parados; y un número elevado de desanimados-, bosque que está pidiendo a gritos una política forestal. Las discusiones académicas deben tener su lugar y su carta de naturaleza, pero su asimilación apresurada a efectos de diseñar objetivos políticos puede producir consecuencias; sociales indeseables.

Algo parecido a lo que sucedía, en algunos países del Tercer Mundo recién descolonizados, en los que la explicación de la teoría de la plusvalía y de la explotación del hombre por el hombre, produjo en más de una ocasión la reacción inmediata de los trabajadores, que querían linchar a su patrono "porque les robaba una parte de su salario.

miembro de la comisión ejecutiva del PSOE. Diputado.

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