Los partidos portugueses pugnan por reformar la Constitución
El Parlamento portugués celebrará hoy, con una solemne sesión plenaria de la Asamblea de la República, el sexto aniversario de la promulgación de la Constitución vigente. Saludada en 1976 como la más progresista del mundo" y celebrada por las fuerzas políticas moderadas como el triunfo definitivo del "estado de derecho", la ley fundamental portuguesa ha sido crecientemente abandonada por las fuerzas políticas que más se habían empeñado en su elaboración.Los dos partidos políticos en el poder se enfrentan hoy a muchas de las disposiciones constitucionales: el Centro Democrático Social (CDS) puede reivindicar la honra de haber sido el único en no votar a favor de la Constitución, pero es Sa Carneiro, el líder histórico de los socialdemócratas del PSD y de Alianza Democrática (AD), quien asentó toda su estrategia de conquista del poder sobre la condena de una Constitución que había saludado como "profundamente inspirada en los principios sociales democráticos".
La revisión de la Constitución, tema central de todas las batallas políticas portuguesas desde 1979, en principio debe concluirse este año. La derrota de Alianza Democrática en las elecciones presidenciales de 1980 obligó a la coalición a moderar sus pretensiones. Con su candidato -el general Soares Carneiro- instalado en la presidencia, Sa Carneiro estaba decidido a Imponer a Portugal una nueva Constitución de corte liberal, recurriendo si fuera necesario a la ruptura refrendada". La victoria de Eanes y el mecanismo constitucional de la mayoría de los dos tercios para modificar cualquier artículo de la ley fundamental han colocado al Partido Socialista en la posición de árbitro, y AD ha pasado a hablar de la "revisión posible".
Pero el PS quiere la revisión y toda la estrategia de alianza democrática ha consistido, desde la elección de Eanes y la muerte de Sa Carneiro, en convencer a Mario Soares de la necesidad de un pacto sobre esta cuestión. La enemistad y desconfianza de Soares hacia Eanes permitió que, en una primera fase de los trabajos de revisión, el dirigente socialista apoyara la reducción de los poderes presidenciales y la parlamentarización del sistema semipresidencial luso. La victoria de Mitterrand en Francia, el rápido descalabro gubernamental de Alianza Democrática bajo el liderazgo del PSD y la crisis en el seno de su propio partido han aconsejado a Mario Soares una prudente marcha atrás.
Un encuentro de tres horas entre una delegación del Partido Socialista y el presidente Eanes parece haber sellado la reconciliación y liquidado las esperanzas del sector socialdemócrata.
Diversos grupos de presión movilizan sus fuerzas para intentar vencer la intrasigencia socialista en materia de poderes presidenciales y de modelo de organización económica. Los duros de Alianza Democrática vuelven a hablar de ruptura para superar la crisis constitucional, y el presidente de los democristianos llegó a interrogarse públicamente sobre las ventajas de una revisión que no alteraría los aspectos esenciales de la Constitución en materia de liberalización radical de la economía.
Esta vez, los socialistas no parecen dispuestos a dejarse intimidar y agitan otra amenaza: la disolución del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones por el presidente de la República.
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