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El Gobierno británico quiere introducir la televisión por cable a gran escala

Andrés Ortega

Televisión privada, sí, pero con ciertos límites. Esta ha sido la política británica desde 1954 sobre la televisión privada, acerca de cuya introducción en España parece que se pronunciará oficialmente esta semana el Tribunal Constitucional de nuestro país.En aquella línea de limitar el ámbito de la televisión privada británica se proseguirá, sin duda, en el Reino Unido cuando se introduzca la televisión por cable a gran escala, proyecto de la era posindustrial, en el cual el Gobierno de Margaret Thatcher está demostrando un gran interés.

Prohibido el patrimonio

Por la ley de 1954, la televisión privada está controlada en el Reino Unido por una autoridad central, la Independent Broadcasting Authority (IBA), con un panel directivo nombrado por el ministro del Interior. La IBA controla el contenido de la programación y de los anuncios -los programas patrocinados por alguna marca están prohibidos-, selecciona sobre una base regional las quince compañías productoras (Thames, Granada y otras), y opera la red de transmisiones.Los ingresos de estas compañías provienen fundamentalmente de los anuncios y de la venta de sus programas al extranjero, mientras la principal fuente de financiación de los dos canales estatales de la BBC tienen su origen en la licencia, de 10.000 pesetas anuales, que pagan los usuarios. Es de señalar que en la televisión privada británica, un 86% de los programas deben haber sido producidos en el Reine Unido.

En la actualidad hay un solo canal comercial de televisión en el Reino Unido. El segundo, llamado "el cuarto canal", debería entrar en funcionamiento en el otoño, con un contenido más cultural y minoritario, que, también bajo el control de la IBA, competirá más bien con el segundo canal de la estatal BBC, y se centrará, por ejemplo, en Gales, con amplias horas de programación en la lengua autóctona de aquel país.

El informe del grupo asesor de tecnología de la información, de la oficina de la primera ministra, sobre la necesidad de crear una red de televisión por cable en el Reino Unido, ha despertado un enorme interés. El informe sugiere que el Reino Unido, si el Gobierno levanta las actuales restricciones, podría pronto contar con veinticuatro canales. El sistema sería de doble sentido, permitiendo el diálogo con la fuente de la información, lo que presenta grandes perspectivas comerciales.

"Televisión del desayuno"

En la actualidad, sólo 2,6 millones de hogares británicos -un 14%- dispone de televisión por cable, que retransmite los mismos programas que la televisión por ondas. Y 1,5 millones de personas están enlazadas por cable a 440 centros comerciales, una proporción menor de la que impera en la República Federal de Alemania o en Francia. El Gobierno ha nombrado una comisión independiente que informará antes del 30 de septiembre sobre las consecuencias de tendido de esta inmensa red de cables.El ministro del Interior, William Whitelaw, ha señalado ya que el papel de la televisión por cable tiene que salvaguardar los intereses del gran público y de la BBC. Es poco probable, pues, que se liberalice totalmente el sistema, admitiendo, por ejemplo, los canales de pornografía.

La BBC se ha adelantado a la televisión privada solicitando dos canales para programas por satélite, y ésta se ha apresurado más que su rival para lanzar en 1983 la "televisión de desayuno", programación matutina, es esta una época de intensos cambios en la televisión que ven los británicos.

La televisión privada tiene que competir en el Reino Unido con la BBC, organización independiente -si no del Estado, sí del Gobierno-, que es generalmente considerada como una de los mejores servicios del mundo, La competencia, practicada dentro de ciertos límites, ha sido fructífera.

Y es que, aunque se dice que los británicos son más bien apolíticos, tienen el sentido del Estado bien diferenciado de la política partidista. Con el gran apoyo que cuentan los socialdemócratas en los medios de comunicación, esto puede cambiar.

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