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La Junta guatemalteca negocia su mantenimiento en el poder

ENVIADO ESPECIALEl general Efraín Ríos Montt trata de asegurar su poder en Guatemala, en una negociación en dos frentes y contra reloj de la que poco o nada trasciende a la calle. Ríos Montt está sometido a las presiones de los partidos políticos, de un lado, y a la de los oficiales jóvenes que le llevaron al poder, de otro. La consolidación de la Junta tripartita que rige este país desde el martes pasado se está negociando hora a hora en los despachos del palacio nacional, mientras Washington espera a saber con certeza "dónde está el poder" en realidad.

El primer decreto del poder militar ha sido la anulación a todos los efectos de las elecciones presidenciales del pasado 7 de marzo y la revocación de los decretos del Congreso que proclomaban presidente y vicepresidente de Guatemala al general Aníbal Guevara y a su compañero de candidatura Ramiro Ponce. Un Gobierno formado fundamentalmente por civiles tecnócratas puede estar completado hoy.

Pero la evolución de la crítica situación de este país se está desarrollando por otros caminos. Ayer, casi de madrugada, emisarios del general Ríos Montt volaron en helicóptero hasta las más importantes guarniciones para buscar el apoyo y el compromiso con el nuevo Gobierno de los jefes con mando de tropa. Guatemala ha conocido en realidad desde el martes un golpe de Estado en tres fases, de las que sólo la última se está haciendo visible.

Los dos partidos que perdieron las elecciones del día 7, el Movimiento de Liberación Nacional, fascista, que encabeza Mario Sandoval, y la coalición centroderechista Unión Opositora, de Alejandro Maldonado, sólo están dispuestos a seguir apoyando a la Junta a cambio de un programa concreto de devolución del poder a los civiles, que pasa por la convocatoria de elecciones en un plazo de entre seis meses y un año.

A través de sus representantes, los varios centenares de oficiales medios que dieron en realidad el golpe del martes 23 están presionando al general Ríos Montt para que conduzca el proceso tal y como fue perfilado por ellos.

En él se pedía la repetición de elecciones generales en un plazo de dos meses, el alejamiento definitivo de los militares de la política y la adopción de medidas enérgicas contra la generalizada corrupción del poder. El telón de fondo de la sublevación era la necesidad de reparar la maltratada imagen del país en el exterior y, sobre todo, obtener una decidida e inmediata ayuda militar de Washington, con objeto de retomar la iniciativa en la lucha contra, la guerrilla, en la que el Ejército tiene conciencia de estar a la defensiva.

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La cabeza visible de este programa había de ser el general Efraín Ríos, apartado de la política desde su derrota en las elecciones presidenciales de 1974, cuando se enfrentaba como candidato de la Democracia Cristiana al general Laugerud'García, que resultó vencedor. Ríos, profesor de la Academia Militir y ex jefe de la brigada Mariscal Zavala, tenía el' prestigio necesario para realizar este programa, en opinión de sus antiguos subordinados y alumnos. Los capitanes que tomaron el palacio nacional y obtuvieron la rendición del presidente Romeo Lucas -ahora retenido en sus propiedades de Alta Verapaz- llamaron al general Ríos, y establecieron con él un pacto inicial por el que habría de constituirse una Junta de: cinco miembros, integrada, además de por Ríos Montt, por un coronel un comandante, un capitán y un teniente.

Pero a lo largo de la tarde del golpe y una vez que Ríos se vio encabezando una situación a la que era ajeno, se fueron modificando las relaciones de fuerza. El programa de los oficiales jóvenes pareció demasiado radical al nuevo hombre fuerte, y en su discurso esa misma noche ya no se aludió para nada a una Junta de cinco, ni siquera al paso siguiente, un poder militar de cuatro miembros.

Este proceso de desradicalizar y apartar de la toma de decisiones a los militares que han expulsado a Romeo Lucas es ahora mismo la clave de los acontecimientos. Efraín Ríos se aplica á restablecer la jerarquía castrense y poner sordina al programa de los jóvenes oficiales. Ya no se habla para nada de elecciones a corto plazo, y la permanencia en el poder de la Junta se mantendrá "mientras las circunstancias lo aconsejen".

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