Quintana Lacaci pidió a los mandos de la División Acorazada obediencia al Gobierno y unión en torno al Rey
El capitán general de la I Región Militar (Madrid), teniente general Guillermo Quintana Lacaci, pidió ayer a los cuadros de mando de la División Acorazada Brunete número 1 el más estricto acatamiento a la Constitución, obediencia al Gobierno legítimamente constituido y "unión, confianza e ilusión en torno al rey Juan Carlos". Guillermo Quintana, que advirtió de los peligros que supone "la operación psicológica que se está desarrollando actualmente para desunir a los ejércitos", dejará el mando de la I Región Militar en abril, motivo éste por el que acudió ayer a la Acorazada, donde se despidió de sus mandos.
El acto de despedida del capitán general de Madrid de la principal unidad de su circunscripción se desarrolló en el acuartelamiento de El Goloso, sede de los regimientos de Infantería Asturias 31 y Alcázar de Toledo 61, ambos de pendientes de la División. La ceremonia consistió en una parada militar y en un vino de honor con los cuadros de mando, entre los que se encontraban tres de los cuatro generales destinados en esta unidad, la práctica totalidad de la plana mayor de la División y una amplia representación de jefes, oficia les y suboficiales de los distintos destacamentos.Las palabras del teniente general Quintana fueron precedidas por una breve alocución del jefe de esta unidad, general de división Víctor Lago, quien, tras hacer un encendido elogio de su superior, se dirigió hacia él y le dijo: "Puedes marcharte tranquilo y orgulloso. Nadie podrá reprocharte ninguna de las decisiones que tomaste, ya que siempre has cumplido con tu deber".
Comenzó Quintana su discurso refiriéndose a la Constitución española, de la que leyó textualmente varios artículos, entre ellos los referentes a la forma política del Estado, al fundamento de la propia ley, a la misión de las Fuerzas Armadas y a la bandera, lo que completó haciendo una cita de las Reales Ordenanzas. "Las Fuerzas Armadas son obedientes y disciplinadas", dijo seguidamente el capitán general de Madrid, "y sólo les preocupa el cumplimiento del deber y la preparación de sus unidades para poder cumplir cualquier misión particular que se les encomiende, en un momento determinado, dentro de la general que le señala el artículo octavo de la Constitución, que consiste en garantizar la soberanía e independencia de la patria, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional".
Tras hacer una serie de citas comparativas (entre ellas una del filósofo danés Kierkegaard que dice: "Todo maestro es siempre un alumno. La enseñanza empieza cuando tú, maestro, aprendes del discípulo"), el capitán general de Madrid pidió neutralidad frente a las luchas políticas y advirtió del peligro que supone "la operación psicológica que se está desarrollando para desunir al ejército".
"El poder político, el Gobierno como conjunto de ministros del Estado, tiene como meta el bien común", manifestó Quintana, "y el militar que ve que se busca el bien de la sociedad y de su Patria, ateniéndose a la Constitución y a las Leyes, debe en todo momento obedecer sus órdenes. Por ello los militares deben obedecer las órdenes de éste Gobierno. Esto ocurre en todos los países del Mundo. En la segunda guerra mundial, un político, Churchill, dirigió toda la política de guerra". El capitán general de Madrid terminó sus palabras pidiendo "unión, confianza y gran ilusión en torno al Rey Juan Carlos" y recordando una frase del filósofo alemán Spengler que dice: "Los pueblos que olvidan su historia están condenados irremisiblemente a repetirla". El teniente general Quintana, acompañado por los principales mandos de la División, se despidió uno por uno de los jefes, oficiales y suboficiales.
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