Hoy, segunda vuelta de elecciones cantonales en Francia con escasas posibilidades de recuperacion de la izquierda
Diez millones de electores franceses votarán hoy, en la segunda y última ronda de las elecciones cantonales, para elegir los 1.063 consejeros generales que, con los 952 que ya fueron designados al término de la primera vuelta, el domingo último, constituirán las asambleas administrativas de los 95 departamentos (provincias) de Francia. Tras su derrota por unas décimas el pasado día 14, la mayoría gobernante ha desplegado una gran movilización, pero se considera difícil que recobre el terreno perdido.Nunca como en esta ocasión unas elecciones locales en Francia habían revestido un carácter político nacional tan importante. Las razones ya se han evocado: es la primera vez, tras las legislativas y presidenciales de la primavera pasada, que los electores galos emiten su voto, es decir, su opinión, sobre la gestión del Gobierno socialista presidido por el presidente François Mitterrand. La derecha, mortecina desde que fue barrida por este último, ha llevado a cabo una campaña vigorosa y, en múltiples ocasiones, demagógica hasta el espasmo, pero que ha movilizado a su electorado.
Los consejos generales, emanación de esta consulta, debido a las competencias nuevas que les atribuye la ley de Descentralización, ya aprobada, ejercerán un poder económico sustancial, y por ello político, en los departamentos. Los antiguos poderes del prefecto (representante del Gobierno) pasan ahora a manos del presidente del consejo general. Y, desde el domingo pasado, la pasión ha impregnado todos estos ingredientes como consecuencia de la victoria de la oposición conservadora-liberal al término de la primera ronda cantonal.
Esa oposición, compuesta por los neogaullistas, los centristas y liberales, que agrupó el ex presidente Valery Giscard d'Estaing, y por otros partidos minoritarios, consiguió el 49,9% de los votos, contra el 46,6% de la mayoría de Mitterrand; es decir, cuatro puntos rnenos que en la misma consulta del 1 de septiembre de 1976.
Por añadidura, la borrasca que se ha desatado contra la paridad del franco durante los últimos días ha enfebrecido el clima electoral y le ha proporcionado a la derecha un tema suplementario para su campaña. Los socialistas y los comunistas, que enmascararon su derrota con mil y una explicaciories hasta que el miércoles último François Mitterrand sentenció: "Es un fracaso", han batallado sin respiro durante toda la semana para subsanar lo que ellos consideran como la causa principal de su traspié: la abstención de una parte de su electorado. En este análisis se fundan sus esperanzas de conseguir la decena de consejos generales que les harían falta para ser mayoritarios a este nivel de la administración. En la actualidad, la oposición preside 51 consejos, contra los 44 de, la coalición gubernamental.
A la vista de los resultados de, la primera ronda, cuatro de sus presidencias posibles ya las han perdido y seis más se presentan como interrogantes para la mayoría socialista.
El resultado que arroje el escrutinio de esta noche establecerá el reparto del poder departamental, muy importante en lo sucesivo, puesto que la descentralización le da a los representantes electos el mando que antes estaba en manos del Gobierno a través del prefecto. Pero, sobre todo, los comicios cantonales, según ha sentenciado un miembro destacado del Gobierno, el ministro de Estado y de la Planificación, Michel Rocard, habrán servido para recordar que "los franceses desean el cambio y no la ruptura de sociedad".
Dicha observación no es compartida por otros dirigentes socialistas, y mucho menos por los comunistas. Esta y otras contradicciones, con una derecha que ha empezado a despertar, sea cual sea el resultado de esta noche, marcarán el final de la primera etapa, de estado de gracia, del poder socialista.
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