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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los catedráticos no tienen un modelo de universidad

Cabe la posibilidad de que cuando aparezcan estas líneas el Gobierno haya retirado de las Cortes el proyecto de Ley de Autonomía Universitaria. Sin embargo, el tema sigue en pie porque ahora más que nunca es necesario un debate abierto sobre el modelo de universidad que requiere la sociedad española.Recientemente ha aparecido en la Prensa un manifiesto elaborado por un grupo significativo de catedráticos que nos parece especialmente representativo de una de las grandes opciones que luchan por imponerse en la nueva universidad.

Ciertamente, según se afirma en dicho manifiesto, el procedimiento de elaboración de la LAU es producto de un acuerdo político entre UCD y PSOE, pero ello no es en sí mismo criticable. La LAU es en realidad el resultado de intereses corporativistas de diferentes estamentos universitarios, que la han convertido en instrumento de perpetuación de los privilegios existentes, lo que se refleja en el excesivo detalle de muchos de sus preceptos, sin que ello sirva para definir un nuevo modelo de universidad. Por todo ello la LAU es rechazable, pero también lo es, y por iguales motivos, el manifiesto de los catedráticos.

La crítica vacía y falaz que hacen sobre el tema de la calidad de la enseñanza demuestra claramente su posición. Herederos y perpetuadores de una estructura cultural corrupta y degenerada e incapaces durante los últimos decenios de revitalizar el sistema, silencian los problemas de fondo de la situación actual de la universidad: falta de dedicación profesional por el pluriempleo del profesorado, existencia de cargos vitalicios sin control alguno, ausencia de mecanismos de formación permanente, masificación del alumnado, etc.

Su denuncia al sistema de selección del profesorado implantado en la LAU es demagógica, porque en ningún caso éste transforma necesariamente en vitalicio a todo el profesorado si no es con el beneplácito de los propios catedráticos.

Por otro lado, no consideramos que el sistema de acceso al profesorado numerario actual esté precisamente basado en criterios de mérito y capacidad. Al contrario, se trata de un sistema de cooptación basado en escuelas del cual son responsables directos los catedráticos. Es una práctica habitual en el mundo acádémico que la felicitación a un opositor se produzca no en el momento en que aprueba la oposición, sino cuando sale elegido el tribunal.

Frente al sistema caótico del la LAU y el tradicional de las oposiciones desde antiguo, el movimiento de penenes sostuvo la vía de la contratación laboral y la declaración de los cuerpos de profesores funcionarios como categorías a extinguir. La contratación laboral generalizada asegura, de un lado, una estabilidad profesional indispensable, pero, al mismo tiempo, impide el anquilosamiento intelectual de los profesores.

Por otra parte, el enfoque que aparece en el manifiesto de los catedráticos con relación a la regionalización de la universidad, está en un límite próximo al cinismo.

El manifiesto de los catedráticos, en suma, consiste en una crítica negativa, fundamentada únicamente en la autoridad de su propio estamento, que no desciende a ofrecer un modelo alternativo y que, por el contrario, insinúa una aceptación de la realidad de anemia académica por aquello de que más vale lo mío conocido que lo de todos por conocer. /

y nueve firmas más de la comisión de la Asamblea de Profesores No Numerarios de la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.

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