La policía británica lanza una campaña para el restablecimiento de la pena de muerte
La Federación de la Policía -colegio profesional que reúne a 118.000 policías de Inglaterra y Gales- lanzó ayer, con anuncios en la Prensa, una campaña para el restablecimiento de la pena de muerte. La intervención de la federación se produce en unos momentos de intenso debate sobre el orden público en el Reino Unido. En Inglaterra y Gales, el número de crímenes aumentó en un 10% en 1981 sobre el año anterior.En anuncios que cubrían media página en cinco diarios nacionales, la Federación de la Policía recuerda que el Parlamento abolió hace diecisiete años la pena de muerte. Antes de 1965, el asesinato de un policía era un crimen que podía implicar la pena capital, es decir, la horca. "Entonces", señala la federación, "era muy raro que los criminales llevaran armas de fuego. Sabían que, si mataban a alguien en el transcurso del crimen, se les podía aplicar la pena de muerte", cuya abolición ha "eliminado esta disuasión". Desde 1965, veintiséis policías han muerto asesinados por criminales, en Inglaterra y Gales. En los diecisiete años previos a la abolición de la pena de muerte se dieron once de estos casos.
La Federación de la Policía recuerda asimismo que, antes de 1965, el terrorismo era prácticamente desconocido en el Reino Unido. La federacion pide a los ciudadanos que escriban a sus diputados, apoyando la reintroducción de la pena de muerte en la nueva ley de justicia criminal que próximamente debatirá el Parlamento. Es, sin embargo, poco probable que esta moción salga adelante. El Partido Laborista se opone a ella, e incluso entre las filas conservadoras no se siente la necesidad de un cambio tan radical en la ley.
Según fuentes del Ministerio del Interior, el número de crímenes serios aumentó en Inglaterra y Gales en un 10% sobre el año anterior, batiendo un récord histórico absoluto. El número de robos aumentó en un 34%, mientras que el de crímenes violentos se incrementó en un 3%. En Londres, según fuentes de Scotland Yard, el porcentaje de detección de los crímenes cayó en un 16%, a su nivel más bajo desde la guerra. Por primera vez este año, Scotland Yard separó sus datos por razas, mostrando que dos tercios de los crímenes en la capital británica habían sido perpetrados por personas de color.
El año 1981 fue el de los disturbios raciales y juveniles. Pero para la primera ministra Margaret Thatcher, el aumento del número de crímenes no está relacionado con el aumento del paro. De hecho, los disturbios del verano llevaron a la comisión independiente presidida por lord Scarman a criticar la actuación de la policía y, recomendar cambios en sus modos de operación. El informe de Sczarman fue mal recibido por influyentes sectores policiales, alegando que las recomendaciones de Scarman socavaban la efectividad. de las fuerzas de orden público.
Un significativo ejemplo del mal ambiente que en este sentido predomina en el Reino Unido ha sido la viva polémica que ha provocado un discurso, pronunciado el martes, de James Anderton, jefe de la policía de Manchester. Anderton ha pedido que se supriman los comités democráticamente elegidos por la población para controlar las actividades de la policía. Anderton alega que, por medio de estos comités, elementos subversivos intentan socavar el poder de actuación de las fuerzas de orden público, y propone crear unas comisiones regionales, responsables sólo ante el Parlamento, para separar así la dimensión policial de la dimensión política. Para Anderton, la policía no debe únicamente luchar contra el crimen, sino también salvaguardar las instituciones.
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