La Iglesia anglicana, dispuesta a superar la enemistad histórica con el catolicismo
En un discurso cargado de significado ecuménico, el arzobispo de Canterbury, Robert Runcie, cabeza de la Iglesia del Reino Unido, declaró anteayer, ante el sínodo de sus obispos, que la Iglesia anglicana y la católica romana debían superar sus divisiones y no seguir siendo prisioneras de su antigua enemistad.
El discurso llega en un momento de intensa actividad ante la próxima visita del papa Juan Pablo II, en mayo. al Reino Unido y unas semanas después de la elevación de las relaciones entre Londres y el Vaticano al rango de embajadores. Runcie calificó de «imprecedente en la historia de la Iglesia en Occidente» la aceptación por parte del Papa de una invitación para participar en una misa en la catedral anglicana de Canterbury.«No se pueden negar las presentes divisiones que separan a ambas organizaciones eclesiásticas», señaló Runcie, al tiempo que recordó que las comunicaciones entre el Vaticano y la Iglesia anglicana nunca habían sido tan intensas como en la actualidad. «Es necesario cicatrizar las heridas abiertas en el siglo XVI cuando resultaba difícil ser a la vez leal a la Iglesia católica romana y un ciudadano inglés»,
Efectivamente, tras la ruptura del rey Enrique VIII de Inglaterra con Roma, las relaciones entre la Iglesia católica romana y la Iglesia anglicana fueron siempre tensas, sólo mejorando en los últimos años. En medios protestantes persiste, sin embargo, cierta amargura por la Apostolicae curae del papa León XIII en 1896, por la cual Roma fijó el no reconocimiento de la validez de las órdenes anglicanas. Aunque esta carta apostólica va en contra del espíritu del Concilio Vaticano II, Runcie habló del papel de la Iglesia cristiana como conciencia global y del especial papel del Papa en este contexto. Su reunión con Juan Pablo II en Canterbury será el más importante encuentro eclesiástico desde los tiempos de la reforma. En el servicio religioso en Canterbury se reafirmará la común fe de ambas Iglesias en el bautizo y se leerán las Escrituras para asegurar que el servicio permita la participación y no sólo la presencia de representantes de las iglesias libres.
La Iglesia del Reino Unido no acepta ninguno de los elementos del dogma católico definidos después del Concilio de Trento, pero reconoce, sin embargo, la validez de las órdenes de la Iglesia católica romana. Aunque los anglicanos no consideran al Papa cabeza de la Iglesia, algunos sectores le aceptan como obispo de Roma.
La Iglesia del Reino Unido permite una más libre interpretación de los textos bíblicos que la Iglesia católica romana, y sólo admite dos sacramentos: el bautismo y la eucaristía, aunque en su interpretación de la consagración no acepta la transubstanciación.
El arzobispo de Canterbury viene insistiendo desde hace tiempo en la necesidad de un acercamiento, en todo orden de cosas, entre la Iglesia del Reino Unido y la Iglesia católica romana. El histórico viaje del Papa servirá para dar un crucial empuje a estas tendencias. Por el momento, no hay reacción oficial en el Vaticano al intento de aproximación planteado en Londres.
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