El cine en la pequeña pantalla 'La isla del tesoro' , una buena de piratas
Después de varias semanas -aunque la pasada, con El presidente, enmendó algo el entuerto- en las que la La clave ha elegido su película con los pies, esta noche lo ha hecho con la cabeza. Nada más divertido y al tiempo exacto para ilustrar el tema de los buscadores de tesoros que La isla del tesoro. Y más aun: hay cuatro versiones cinematográficas de la novela de Stevenson. Tres son mediocres y una excelente. Pues bien, La clave ha elegido esta última. Que cunda el ejemplo.Las tres versiones sin interés son: una muda, dirigida por Maurice Tourneur en 1920; la de Byron Haskin en 1950, con un buen trabajo, en su habitual estilo intenso y barroco, de Robert Newton en el personaje de John el Largo, y, finalmente, la más reciente de John Hough, con Orson Welles, rodada en 1972, que es la peor de todas.
La versión de La isla del tesoro que se emite esta noche fue realizada en 1934 por Victor Fleming. Fue éste un curioso e irregular director, que al lado de filmes de escasa imaginación y correcta factura, que son los que dominan en su filmografía, consiguió en algunas ocasiones despegar de la medianía y hacer filmes magníficos o, cuando menos, con auténtico sentido del espectáculo. Es el caso de El mago de Oz, La vida es así, El virginiano, Capitanes intrépidos y La isla del tesoro.
Párrafo aparte merece su trabajo en Lo que el viento se llevó un fastuoso melodrama por todos conocido. Las mejores escenas de esta película se deben, sin duda, a George Cukor, que inició el filme y encarriló en su trabajo a Vivien Leigh. Clark Gable recusó a Cukor, molesto por la dedicación de éste hacia la actriz, e impuso a Fleming. No es casual esta predilección de Gable, que era un actor muy inteligente y sabía discernir cuándo un director sabía estar en su sitio. El amanuense Fleming, en Lo que el viento se llevó, supo estar a la altura del gran Cukor: no hizo el ridículo, y esto lo dice todo.
En La isla del tesoro, Fleming narró con gracia y transparencia la hermosa y divertidísima historia de Stevenson. El director situó al relato en la línea emotiva de Capitanes intrépidos, pero con ecos del juego pícaro y festivo de El mundo es así. Sin embargo, Fleming, que no era un director con personalidad acusada, sino que se dejaba llevar por el sello de los actores con que contaba -ese es precisamente el secreto de su elección por Clark Gable para Lo que el viento se llevó-, no contaba para La isla del tesoro con Spencer Tracy, que fue quien impuso el estilo narrativo de Capitanes intrépidos y El mundo es así, sino con Wallace Beery. Y Fleming hizo la película a la medida de éste.
Wallace Beery era un actor superdotado, barroco, excesivo, desbordante. Todo lo contrario del sobrio y contenido Tracy. De ahí el carácter extravertido de La isla del tesoro, vista a través de la jeta tallada a martillazos de Beery y de la gesticulación contagiosa de éste. Su dúo con el pequeño Jackie Cooper es inolvidable
La isla del tesoro se emite hoy en La clave a partir de las 19.30 por la segunda cadena.
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