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Ejército sigue una táctica de tierra quemada en Guazapa

ENVIADO ESPECIAL"En Guazapa no hay civiles. Es un lugar desolado, donde incluso los hombres desarmados que pueda haber son cómplices de la subversión en un grado o en otro. Por eso estamos actuando con mayor libertad". El ministro salvadoreño de Deknsa, general José Guillermo García, explica así la táctica de tierra quemada que el Ejército sigue en Guazapa.

Dieciocho compañías del Ejército (unos 2.900 hombres) se han concentrado en la montaña para hacer frente a una resistencia que el general García estima entre cuatrocientos y seiscientos guerrilleros. "Esta vez sí los tenemos copados", añade.

El ministro admite que las fuerzas armadas están empleando bombas de hasta quinientas libras y todos los aviones dísponibles, aunque no quiere especificar qué tipo de aparatos. "Sí les puedo decir que no tenemos los A- 37 que dicen nuestros enemigos, lo cual no tendría nada malo, por otra parte. Pero aún no los hemos recibido".

Según el general García, la guerrilla está utilizando lanzacohetes, minas, granadas, fusiles "y al menos un cañón sin retroceso, que puede ser de 57 milímetros, por la munición que hemos encontrado".

El ministro explica la táctica militar de Guazapa en los siguientes término: "Se está combatiendo principalmente en la ladera este, en la zona que da hacia Suchitoto. Las fuerzas que situamos el jueves pasado en la cumbre están descendiendo, mientras las tropas que están en la base sostienen su fuego contra los subversivos. Están entre dos fuegos, saben que no tienen escapatoria y por eso luchan desesperadamente".

El fuego, una semana después de iniciado el combate, es aún muy intenso.

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El balance de bajas que da el ministro es lógicamente favorable al Ejército: 'Llevamos contados 122 muertos de la subversión. Nosotros hemos tenido nueve muertos y veintitrés heridos, la mayoría leves". En cualquier caso, las cifras son tan poco fiables que la Prensa local ponía ayer mismo en boca de García un saldo totalmente distinto, con 76 muertos de un lado y sólo dos por parte del Ejército.

La batalla de Guazapa, que García describe en tonos triunfales para el Ejército, tiene un aire más sombrío en boca de los soldados combatientes. Un muchacho de unos diecisiete años, con la tez oscura y el cansancio en el rostro, da su propia versión: "Allí hay muchos guerrilleros, lo menos 3.000, por lo que disparan. A lo largo de todo el monte han construido trincheras de concreto de hasta un kilómetro. Además, está todo minado y cuando avanzamos saltas por los aires en cualquier momento. En Palo Grande hay tres compañías (unos 480 soldados) copadas por la guerrilla. El helicóptero no puede abastecerles".

La batalla de Guazapa tiene muchas versiones. Una tercera apunta que la gran mayoría de los guerrilleros concentrados allí ha conseguido ya escapar y sólo queda un puñado de hombres.

El peso de Guazapa lo lleva la brigada Atlacatl, mil hombres bien entrenados por los asesores norteamericanos.

Justamente el lunes celebró la brigada su primer aniversario, en su cuartel, enclavado a mientras dos tercios de sus hombres seguían combatiendo en la montaña. Por primera vez los periodistas extranjeros pudieron visitar la sede de la brigada.unos veinticinco kilómetros al norte de San Salvador, junto a la carretera panamericana hacia Santa Ana.

Delante del cuartel, la carretera ha sido ensanchada para servir de aeropuerto improvisado, que, con sus dos kilómetros de longitud, puede aceptar reactores y aviones de transporte. Esta mañana, el ministro García llegó en un pequeño avión de cuatro plazas, sin distintivo ¡de marca, junto con el obispo castrense, coronel Alvarez. El avión descendió a la puerta del regimiento, mientras.

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