Torres Rojas, San Martín y Pardo Zancada aseguran que fue Juste quien dio las órdenes en la Acorazada
Con la lectura, por parte del relator, del careo realizado el 13 de noviembre ante el juez instructor entre el teniente coronel Mas Oliver, ayudante del teniente general Milans del Bosch, y Juan García Carrés, único civil procesado, se inició ayer, pasadas las diez de la mañana, la tercera sesión de la vista del juicio contra los 33 implicados en el intento de golpe de estado del 23 de febrero del año pasado. Lo más destacable de la sesión fue la lectura de las declaraciones del general Torres Rojas, el coronel San Martín y el comandante Pardo Zancada, quienes, entre otras cosas, coinciden en arirmar que el general Juste nunca perdió el mando de la División Acorazada y fue quien firmó las órdenes de movimiento de las unidades, con la excepción de la salida de los 120 hombres mandados por Pardo.
Mas Oliver afirmó en su careo con García Carrés que fue invitado por éste a una comida a la que asistió el teniente coronel Tejero y que aceptó gustoso. El civil, por su parte, indicó que conocía a Milans y había mantenido contactos con Mas y otros jefes militares y de la Guardia Civil para la preparación del festival-homenaje a la Benemérita que él organizó.El careo se centró luego sobre la reunión del día 18 de enero de 1981, previa a la ocupación del Congreso de los Diputados. Mientras Carrés aseguraba que participó en la reunión, Mas Olíver puntualizaba que el civil únicamente asistió al principio de la misma y luego se marchó. Carrés manifestó también que tuvo noticia de la reunión por boca de Mas, extremo que este negó. El teniente coronel procesado añadió, además, que no se contaba con Carrés para un golpe militar.
A petición del fiscal togado, José Manuel Claver Torrente, el relator inició a continuación la lectura de la parte del sumario relativa a la declaración del comandante José Luis Cortina Prieto, jefe de la Agrupación de Operaciones y Misiones Especiales del CESID (Centro Superior de Información de la Defensa), del que se dice en el texto sumarial que se reunió en su propio domicilio con el teniente coronel Tejero, el 21 de febrero de 1981. Cortina afirmó en su declaración que no conocía personalmente a Tejero al que, eso sí, había visto en alguna ocasión.
Careo Cortina-Tejero
Negó Cortina que se hubiera reunido con Tejero y que hubiera realizado ninguna reunión con aquél en su domicilio del Parque de las Avenidas de Madrid. Negó, así mismo, que hubiera dicho al teniente coronel de la guardia civil que la operación era ordenada por Armada y Milans ni que el golpe contara con una "dirección bicéfala" en la que la cabeza de águila de Armada era mayor que la de Milans. Negó también que asistiera, junto con Armada y Tejero, a la reunión celebrada en la calle Pintor Juan Gris, y haber dicho que antes de la operación ya estaban preparados varios decretos-leyes.
El careo realizado entre el teniente coronel Tejero y el comandante Cortina el 11 de noviembre de 1981, que se incluye a partir del folio 7.475, fue leído a continuación por el relator. En el mismo, el primero afirma que el 21 de febrero de 1981 se dirigió a casa del comandante Cortina en el coche, equipado con radio-teléfono, que tenía el capitán de la guardia civil, destinado en el CESID, Gómez Iglesias. "Me sorprendió", declaró Tejero, "porque habíamos quedado en ir a una cafetería, pero Cortina propuso que fuéramos a su casa".
El teniente coronel de la guardia civil procesado indicó en el mismo careo que, en la reunión mencionada, Cortina estaba "borracho de verborrea" cuando se refería al staff del general Armada. En ese momento del careo, según se recoge en el sumario, Cortina pidió al juez que no se aceptara la expresión "borracho", ya que él se encontraba muy sereno en aquella reunión y se comportó en todo momento con gran corrección. Tejero precisó entonces que se refería a una borrachera de verborrea. Dentro del mismo careo, como Cortina se negara a aceptar que se hubieran reunido en su casa, Tejero enumeró entonces una serie de detalles del domicilio. Dijo, en este sentido, que el suelo del portal era como de tablero de ajedrez y que la puerta del mismo era de cristal protegido con hierros.
Ofreció también Tejero, en el mismo careo, detalles de la reunión celebrada en el piso de la calle Juan Gris el día 21 de febrero. Dijo que en la misma Cortina le había asegurado que ya había decretos-leyes preparados para cuando se llevara a cabo la operación y que en el staff de Armada había un hermano de Pardo de Santallana. Cortina negó ambos extremos. En tanto que Tejero aseguraba luego que se había reunido dos veces con Cortina, éste lo negaba y negaba también que hubiera persona de CESID en la operación. Tejero le respondió que vió dos oficiales del CESID en el Congreso, "un tal Armada y un tal Camacho-Escobar", a lo que Cortina replicó que aquéllos iban en misión informativa. "La próxima vez que entre en el Congreso, tomaré nota de cuando hago las cosas comentó Tejero.
Cortina indicó en el careo que, de los detalles ofrecidos por Tejero sobre su domicilio, los re:ferentes al portal coinciden, en tanto que son mucho menos precisos los que proporciona sobre el interior de la vivienda. El juez instructor precisa que en el careo ambos declarantes se pronunciaron con idéntica firmeza. Cortina comunica al juez, antes de dar por finalizado el careo, que se le había olvidado comentarle, como detalle del interior de su casa, que en el mismo hay una foto del Rey firmada. Le dice también al juez, que, como la declaración se ha tomado meses después de los hechos, él también podría dar los mismos detalles de la casa de cualquier otra persona.
Declara Gómez Iglesias
La sesión siguió luego con la lectura de la declaración del capitán de la Guardia Civil, Vicente: Gómez Iglesias, incluída en el sumario a partir del folio 2.725, en la que el procesado afirma que su jefe directo era el comandante Cortina. Negó que éste se hubiera reunido con Tejero en el piso del Parque de las Avenidas y recordó que el 23 de febrero coincidió con el teniente coronel de la Guardia Civil en el despacho del coronel Manchado, en el parque móvil de este cuerpo, pero que no se entrevistó con ninguno de los dos. Justificó su presencia en dicho acuartelamiento por su participación en un curso de oficiales que se celebraba en el mismo en aquellas fechas. Negó Gomez Iglesias que formara parte de los voluntarios solicitados por Tejero para asaltar el Congreso y, en cuanto a sus relaciones con este procesado, dijo que le conocía desde 1976 en que, por espacio de seis meses, fue su subordinado en San Sebastián.
Torres Rojas
A petición del fiscal togado, el relator inició luego la lectura de la primera declaración efectuada, por el general Torres Rojas el 16 de marzo de 1981, que se incluye a partir del folio 287. En la misma, el procesado afirma que a las 11 de la mañana del día 23 de febrero recibió en La Coruña, donde estaba destinado, una llamada del comandante Pardo Zancada, que le pidió se trasladase urgentemente al acuartelamiento de la División Acorazada, sito en El Pardo. Declara que, tras pedir permiso al capitán general de la VIII, salió por vía aérea, con destino a Madrid, a las 13,05. En el aeropuerto le esperaba el comandante Pardo Zancada quien, según declara el procesado, le condujo al acuartelamiento del Pardo. Le anunció que se iba a producir un acontecimiento muy importante por lo que era necesaría su presencia.
Recuerda Torres Rojas ante el juez, que cuando regresó el general Juste, que había interrumpido su viaje a Zaragoza, ordenó al coronel San Martín que redactara un plan de operaciones. Recuerda también que cuando el capitán general de la primera región, teniente general Quintana Lacaci, ordenó el acuartelamiento de las tropas, éstas se mantuvieron disciplinadas y obedientes, y Juste le transmitió la orden de regresar a La Coruña, que cumplió inmediatamente.
Torres Rojas, San Martín y Pardo Zancada aseguran que fue Juste quien dio las órdenes en la Acorazada
En su primera declaración, Torres Rojas señaló que había viajado a Madrid a solucionar unos asuntos en una notaría y que no conoció la situación hasta que en el Pardo se le expuso, en una reunión celebrada en el estado mayor de la División Acorazada, que se preparaba el asalto al Congreso. Sobre la intervención de Milans en la operación, dijo que le merecía gran garantía. Aunque, en principio, negó haber oído hablar sobre el papel de Armada en la operación, luego rectificó y declaró que oyó hablar un poco sobre el general, pero sin poder precisar. Afirmó también que él no dudaría de la lealtad de Milans hacia el Rey y aseguró que él no era la autoridad militar que se esperaba en el Congreso el 23 de febrero.
Reconoce Torres Rojas en su segunda declaración, de carácter indagatoria, haber asesorado al general Juste, que mandaba dicha división el 23 de febrero, pero negó que en ningún momento se hubiera interferido en el mando.El procesado vuelve a repetir en su tercera declaración (folio 3.826 del sumario) que fue Pardo Zancada quien, tras recogerle en el aereopuerto de Barajas, le puso en antecedentes de la operación que, le dijo, contaba con el apoyo del Rey. Manifiesta que en la reunión del día 18 de enero, en el piso de la calle Juan Gris, Milans le dijo que no se trataba de un alzamiento, sino de una forma de forzar la situación y ponerla a disposición del Rey. Precisa, así mismo, que en aquella reunión estaba también Tejero. Ante el juez, aseguró Torres Rojas que las órdenes dadas por el general Juste en la División Acorazada, coincidían con lo que había propuesto Milans, pero que él se limitó a oirlas. Luego afirmó el general procesado que, al saber que Armada no estaba en la Zarzuela en la tarde del 23 de febrero, pensó que el Rey había cambiado de parecer. En este sentido, el juez instructor le preguntó si sabía que el Monarca no había apoyado nunca la operación, a lo que el procesado contestó que se lo había contado Milans, y nunca pondría en duda su palabra. Del contenido de la reunión celebrada el 18 de febrero vuelve a hablarse en la tercera declaración de Torres Rojas, quien manifiesta que, en la misma, Tejero expuso el plan de irrupción en el Congreso. Declara Torres Rojas que en la mencionada reunión no se le asignó ninguna misión en la División Acorazada, y que a la misma tenía previsto asistir Armada, que finalmente no lo hizo por razones de servicio. Las declaraciones de Pardo A partir del folio 700 del sumario se inicia la declaración del comandante Pardo Zancada, que fue leída a continuación por el relator. De la misma se deduce que a las diez y media de la mañana del 22 de febrero de 1981, el procesado fue telefoneado desde Valencia por el teniente coronel Mas, quien le invitó a trasladarse a esa capital. En Valencia, Milans del Bosch le comunico que se preparaba una operación dirigida por el Rey y respaldada por la Reina. La misma consistiría en la toma del Congreso por Tejero y la posterior declaración de estado de excepción por el propio Milans. Afirma Pardo Zancada que éste le dijo también que llamaría a las demás capitanías generales con el fin de que se adoptaran las medidas pertinentes y que, en ese sentido, resultaba fundamental el apoyo de la División Acorazada. Testifica también Pardo que el teniente general Milans del Bosch le indico que, dado que el general Juste era hombre poco dado a aventuras, había decidido llevar a la División Acorazada a su anterior jefe, el general Torres Rojas. Como Pardo le comentara que le parecía una decisión precipitada, Milans le replicó que no se podía esperar ya que no se podía contener a la Guardia Civil. Reveló luego Pardo Zancada, que, en una reunión celebrada en las oficinas de un hijo del coronel Ibáñez Inglés, oyó cómo Milans hablaba por teléfono con una persona que parecía ser Armada, dado que el capitán general de Valencia se dirigió a él, de forma repetida, utilizando el nombre de Alfonso. Añade a este respecto que, al término de la conversación, Milans le informó que Armada se iba a trasladar a la Zarzuela, desde donde iba a esperar los acontecimientos y en donde esperaba establecer su cuartel general. Afirmó también que ordenó a la una de la madrugada del día 24 la salida de la División Acorazada de 120 hombres y 20 vehículos, que se dirigieron a las Cortes, mientras él se quedaba en el edificio nuevo del Congreso sin interferir en el mando a Tejero, que estaba cerca del hemiciclo. Precisa que le acompañaron como oficiales los capitanes Pascual, Alvarez Arenas, Cid y Dusmet, quienes, indicó, debían quedar exentos de responsabilidad porque solo cumplieron sus órdenes. Tras la lectura del manifiesto elaborado en el Congreso, que obra en el sumario, el relator leyó la tercera declaración efectuada por el comandante Pardo Zancada el 1 de abril de 1981. En la misma, manifiesta el procesado que trató de encontrar una salida airosa a la situación e intentó convencer a Tejero para que aceptara la solución Armada. Afirma en su tercera declaración Pardo Zancada, que conoció la desautorización que el Rey hizo de la operación cuando se lo comunicó el coronel San Martín y señala que no obedeció la orden del Monarca, que este último le transmitía, para que abandonara el Congreso con la fuerza que le acompañaba, "porque su marcha podría producir derramamiento de sangre en el resto de la fuerza, que era lo que trataba de evitar". Pardo Zancada afirmó también al juez que Tejero le dijo en el Congreso que no había aceptado la solución de gobierno ofrecida por Armada, porque le parecía "una chapuza". El procesado manifestó también su convencimiento de que la salida de fuerzas de la División Acorazada debió ser ordenada por el general Juste, dado que, en su opinión, los jefes de estado mayor no las hubieran transmitido sin el conocimiento de Juste. En la declaración de Pardo Zancada se recoge luego una pregunta del juez instructor que quiere saber si la actitud del general Juste en la División Acorazada fue de mando o de aquiescencia. El procesado afirmó que aquél no estaba presionado por los presentes y tampoco por Torres Rojas "que se dirigía a él en tono amistoso y de compañerismo", e insiste en que no sabría decir sí su actitud era de mando o de aquiescencia. Aclara luego Zancada que a él no se le puso ningún impedimento para salir de la división acorazada con los vehículos de la policía militar. El juez pregunta luego a Pardo Zancada si consideraba compatible secuestrar a los diputados y decir, a la vez, que cumplía la Constitución, y el procesado de clara que sí, que lo consideraba compatible para evitar la disolución de España. A las doce y ocho minutos del mediodía, el presidente del Tribunal suspendió la vista. "La bandeja está grabada" La sesión de la mañana se reanudó a las doce y media con la continuación de la lectura de la tercera declaración del comandante Pardo Zancada. A preguntas del juez, Pardo asegura que la frase "la bandeja está grabada", que el capitán Tamarit tenía que transmitir al coronel San Martín para indicar que el general Torres Rojas estaba en la División Acorazada, no tenía por qué llamar la atención del ca pitán ya que éste Pertenece a la segunda sección del estado mayor, que tiene a su servicio encargos de grabación de objetos conmemorativos. A petición del fiscal, se leyó seguidamente la declaración efectuada el 23 de marzo del año pasado por el capitán Joaquín Tamarit, capitán de estado mayor de la División Acorazada, no procesado en esta causa. Subraya Tamarit que el comandante Pardo le había dicho que de la operación tenían conocimiento los Reyes, así como los generales Milans -y Armada, y que la misión que le correspondía a él era la ocupación de los medios de comunicación. Según Tamarit, el comandante Pardo, no dijo en voz alta que pen saba unirse a los guardias civiles que ocupaban el Congreso, pero de sus conversaciones en la división podía deducirse que pensaba hacer algo así. San Martín y Juste, camino de Zaragoza Siempre a petición del fiscal, los relatores pasaron a leer a continuación las declaraciones del coronel José Ignacio San Martín, jefe de estado mayor de la División Acorazada cuando el intento de golpe de Estado del 23 de febrero. San Martín afirma que Pardo Zancada le había comunicado que el general Milans estaba dispuesto a realizar una operación de largo alcance "para defender a la Corona y a España de la situación actual". La operación iba a consistir en la ocupación del Congreso, idea que a San Martín le pareció descabellada, aunque se mostró dispuesto a colaborar por motivos patrióticos "debido a quien había sido invocado".
El 23 de febrero, San Martín salió con el general Juste hacia la Brigada Paracaidista, en Alcalá de Henares, donde se celebraba una conmemoración castrense. Allí pensaba ver al general Armada. Como no llevaban la uniformidad querida para ese acto (camisa blanca y corbata negra), pidieron dichas prendas, pero éstas tardaban en llegar y prefirieron seguir hacia Zaragoza para prensenciar los ejercicios que realizaban allí algunas unidades de la división.San Martín narra cómo se detuvieron a almorzar en el parador de Santa María de la Huerta, desde donde llamó por teléfono al cuartel general de la división. El capián Tamarit le comunicó la frase prevista (Ia bandeja está grabada"), lo cual le hizo pensar que el pIan previsto no había sido cancelado y significaba que Juste y él mismo debían regresar a Madrid. A las cinco menos diez de la tarde, llegaron al cuartel general de la división, donde ya se encontraba el general Torres Rojas. En una reunión con jefes de la unidad, Pardo explicó que a las seis menos cuarto de esa tarde se iba a producir un acontecimiento desencadenante, el asalto al Congreso de los Diputados, y que debían tomarse algunas medidas.
Más tarde, cuando el comandante Pardo le dijo que estaba dispuesto a salir con tropas para apoyar los hechos, San Martín le dijo: "Ricardo, no hagas ninguna tontería".
Pidió a continuación el fiscal que se leyera la tercera declaración al juez del mismo jefe del Ejército, en la que éste asegura que, antes del viaje de Pardo Zancada a Valencia (el 22 de febrero), le dijo que estaba de enhorabuena. Cuando el comandante le contó, a su regreso de Valencia, la operación que estaba en marcha, San Martín mostró su sorpresa y expresó la inoportunidad de lo que se pretendía, por la inminencia del voto de investidura de Calvo Sotelo, ya que entendía que el nuevo jefe del Gobierno era una persona en la que se podía depositar la confianza.
Al no poder hablar con Armada en la Brigada Paracaidista, el 23 de febrero, San Martín afirma que se perdió la oportunidad de confirmar la situación.
En esta tercera declaración, San Martín se refiere a la llamada del general Juste a la Zarzuela, donde se le dijo que Armada no estaba ni se le esperaba, por lo que ordenó a su estado mayor suspender la operación puesta en marcha.
Más tarde ordenaron a San Martín que hiciera desistir a Par-
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do, que se encontraba en el Congreso con un destacamento de la Policía Militar. A las cuatro de la madrugada del día 24 llegó a la capitanía general de Madrid, donde acordaron un texto que, con la aprobación de la Zarzuela, entregaron a Pardo para que saliera del Congreso. El coronel preguntó a los capitanes que habían ido con Pardo si querían abandonarlo uno a uno, le manifestaron que se quedaban.
A las siete menos diez de la mañana regresó a la división y dió cuenta de sus gestiones al general Juste, con lo que el coronel San Martín dio por concluída su actuación en relación con el 23-F. En su declaración, el antiguo jefe del estado mayor de la División Acorazada asegura que, para él, Milans es uno de los generales de mayor prestigio en el Ejército y que Pardo es un buen jefe. Afirma también San Martín que pensó que Armada era el jefe de la operación dada su mayor vinculación a la Corona y su condición de segundo jefe del Estado Mayor del Ejército.
En esta declaración, el coronel San Martín jura por su honor que no sabía nada de la operación y nunca antes había conocido a Tejero, señala que Juste asumió en todo momento sus responsabilidades, excepto en la salida de Pardo al Congreso, y concluye diciendo que no entiende: cómo está procesado. "Si mi general (Juste) no está procesado, de lo que me congratulo, no entiendo mí situación, porque en todo momento cumplí órdenes.
Preguntado por qué informó tarde a su general, San Martín responde que Juste tampoco informó rápidamente al capitán general y actuó de una forma análoga a la suya. Agrega que no fue una pieza clave ni el cerebro de la operación y que se encontró embarcado "por obediencia debida al Rey".
Batista en la Acorazada
Se leyó a continuación la primera declaración del capitán Juan Batista, quien afirmó que, el día 23 de febrero, comió en la agrupación logística de la División Acorazada. A las cinco menos diez de la tarde llegó al cuartel general de la unidad en el momento en que Pardo explicaba los graves hechos que iban a suceder. La declaración se extiende sobre lo acontecido esa tarde en la división, sin grandes detalles, y se detiene en el momento en que, durante la cena, Pardo le anuncia que iba a salir al Congreso, lo que el declarante le desaconsejó.
A las dos y cinco de la tarde, se suspendió la sesión de la mañana del consejo de guerra.
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