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Decenas de vehículos militares desfilan por la capital polaca al cumplirse dos meses del estado de guerra

Polonia cumplió ayer dos meses bajo la ley marcial, sin que existan indicios de una próxima normalización. Más bien al contrario: las autoridades ordenaron desfiles de vehículos militares con el claro objetivo de amedrentar a la población, y endurecieron las normas del estado de guerra en la ciudad de Swidnik. Más de cien vehículos, de la policía y del Ejército, incluidos tanques y blindados, atravesaron en caravana, de norte a sur, el centro de Varsovia el viernes.

Un desfile similar, aunque de menores proporciones, había tenido lugar el jueves por la noche. No se ha dado ningún tipo de explicación oficial sobre estos movimientos de tropas, pero parece evidente que están destinados a impedír cualquier tipo de manifestaciones durante el fin de semana, cuando se cumplen dos meses de la implantación del estado de guerra.En la ciudad de Swidnik, y a causa de la "infracción de ciertas normas de la ley marcial por los ciudadanos", según el anuncio oficial hecho público ayer, se ha extendido el toque de queda desde las siete de la tarde hasta las seis de la mañana, se han suspendido las comunicaciones telefónicas dentro de la ciudad y con el resto del país y se ha prohibido el tráfico de los automóviles particulares e incluso de los vehículos de reparto.

En Varsovia, el toque de queda comienza a las once de la noche y los teléfonos interiores funcionan con normalidad; las llamadas a otros puntos del país deben hacerse a través de las operadoras, lo que provoca largas demoras.

La zona de los edificios oficiales, en el centro de la capital, está acordonada por la policía y el Ejército, que impiden el paso a vehículos no autorizados. Las patrullas piden con frecuencia la documentación y en ocasiones practican registros a los transeúntes.

En el puerto báltico de Gdansk, la ciudad donde nació el sindicato independiente Solidaridad, las comunicaciones telefónicas siguen cortadas y el toque de queda comienza a las ocho de la noche.

Rumores imposibles de confirmar indicaban que había convocada una manifestación de protesta para el sábado. En Lodz, la segunda ciudad industrial del país, algunas informaciones señalaban que se había convocado una manifestación de mujeres también para ayer, sábado.

A los dos meses del establecimiento del estado de guerra no existen cifras seguras sobre el número de personas detenidas, procesadas o internadas. El general Wojciech Jaruzelski dijo, en su discurso ante el Sejm (Parlamento), a finales de enero, que había 4.549 internados y que se había puesto en libertad a otros 1.760. La cifra total de 6.309 es el máximo de internados reconocido hasta ahora por las autoridades. Es prácticamente imposible hacer una estimación fiable del número de detenidos y de procesados.

'Verificación'

En muchas empresas del país continúa la verificación, una especie de examen de adhesión al régimen, sin el cual es imposible reincorporarse al puesto de trabajo. El sistema seguido es arbitrario y diferente en cada empresa. Algunas obligan a los trabajadores a firmar una declaración en la que se comprometen a no realizar actividades antisocialistas.

Es, igualmente, muy difícil aventurar una cifra del número de despedidos y de rechazados en la verificación. Se sabe que en el campo de los medios de comunicación las represalias han sido especialmente duras.

Para los desplazamientos fuera de la ciudad o de la voivodia (provincia) hacen falta unos salvoconductos especiales, que se conceden también de forma arbitraria.

Largas colas pueden verse en algunas comisarías de Varsovia, donde se expiden esos permisos especiales de viaje. Una vez llegado al punto de destino, el viajero autorizado debe presentarse a la policía local.

Aunque algunas de las normas del estado de guerra podrían quitarse o reducirse en el futuro, es evidente que el control de la vida social y económica por el Ejército continuará durante bastante tiempo. Mientras, el Gobierno quiere realizar una reforma económica y elaborar un proyecto que regule la actividad sindical. En diversas declaraciones oficiales se ha dejado bien claro que el régimen no piensa volver a la situación creada en agosto de 1980, cuando nació el sindicalismo independiente.

El viceprimer ministro, Mieczyslaw Rakowski, declaró ayer a la agencia oficial Pap que la implantación del estado de guerra fue una necesidad, un mal menor, y que el tiempo demostrarál que el Gobierno tuvo la razón histórica al dar ese paso dramático la madrugada del día 13 de diciembre pasado. Rakowski es el encargado de preparar el proyecto sobre el nuevo sindicalismo, y, dijo ayer que un primer borrador ya está preparado y será hecho público en los próximos días.

Mientras tanto, los tribunales militares continúan imponiendo condenas a personas que participaron en los incidentes producidos en varias partes del país tras el estado de guerra.

Marian Banas, un asesor jurídico de Solidaridad, fue condenado a cuatro años de cárcel en Cracovia por haber incitado a la confección de octavillas clandestinas. Tadeusz Rybak, un empleado de una compañía de transporte en Nowa Huta, fue condenado ayer a tres años de prisión por haber participado en una huelga un día después de la declaración del estado de guerra.

El número de muertos en los incidentes producidos en la mina de Wujek parece establecerse entre once y trece.

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