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Neutralidad y pacifismo

(...) El neutral, el verdadero independiente que muchos sueñan ser (no el que camufla su extremismo bajo este prestigioso título o sobre él exhibe su retrato electoral), quizá no fije su nombre, ni con una chincheta, bajo ninguna de las siglas que más tarde se alinearán en dos bloques según el no o el sí. Quizá llegue a ejercitar su certera crítica contra los dos bloques contrarios e irreconciliables. Nada le eximirá, sin embargo, de actuar en favor de uno de ellos, como si de hecho lo eligiese, aunque no sea más que no tomando partido por el contrario.¿Es amor hacia España, por parte de la URSS, el que mueve a ésta a aconsejar al Gobierno español, hasta la amenaza, que continúe "avanzando por la vía de una política internacional independiente, orientada a la paz"? (Documento del Gobierno soviético sobre la entrada de España en la OTAN.)

No es que se caiga continuamente en el cómodo simplismo de creer que la división del mundo en buenos y malos es clara y real. Reconocemos incluso que "también nosotros participamos en lo malo y en las guerras de este mundo" (H. Hesse). Por ser oscura y zigzagueante, imprecisa y borrosa la frontera entre el bien y el mal, toda opción que, en definitiva, se rija por esa norma de elegir el bien y rechazar el mal resulta más difícil y arriesgada, sin dejar por eso de ser obligatoria. El riesgo es más consciente cuando uno sabe que el muro que uno levanta, o al que se acoge, para protegerse, además de encerrarnos, nos puede caer encima.

Muchas veces quisiéramos decir NO a unos y a otros", y decirlo con mayúsculas. Después, arrastrados por otras mil opciones de la vida, nos encontramos diciendo un sí, todo lo minúsculo que se quiera, pero sí, al que en el fondo de mi alma y con mayúsculas continúo diciendo NO. ¿No forma esto parte de la tragedia humana?, ¿no señala una de las cárceles de nuestra libertad?

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Los que declaran pomposamente "OTAN no", no son ni tan sinceros o ingenuos, ni tan imprudentes o absurdos, como para decir "Varsovia sí". No creo que haya nadie que puesto a estrenar su razón y su libertad, los intereses de su vida, dijera a ninguna de las dos opciones o posturas, íntimamente contradictorias OTAN-Pacto de Varsovia, pero concordes en amenazarnos con la guerra. Pero ni nuestra vida comienza con nosotros, ni nuestra razón es independiente de todos los hilos del bien y del mal que nos tientan desde que, plantado el famoso árbol mítico y real en el centro de la vida, el mundo no puede ser un paraíso (...).

22 de enero

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