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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La contrarreforma de la Seguridad Social

Es un hecho cierto que nuestro sistema de Seguridad Social (SS) tiene serios defectos. Para los trabajadores y sus familias, las críticas suelen dirigirse a la atención sanitaria -especialmente la ambulatoria- y a la insuficiencia de ciertas prestaciones económicas. Se quiere una mejora de la SS, no otra cosa.A poco que ahondemos en el tema, comprobamos que las aspiraciones de trabajadores y sindicatos tienen difícil conciliación con las de los distintos sectores empresariales. Quiere decirse que cuando los firmantes del ANE hablamos de mejora y racionalización de la SS estamos pensando en cosas distintas. Unos, los sindicatos, al menos CC OO, pretendemos sencillamente eso: mejorar y racionalizar. Otros, como la CEOE, pretenden algo que supondría una verdadera contrarreforma. En cuanto al Gobierno, a juzgar por el documento entregado a sindicatos y patronal, no hay duda que abona las tesis de la CEOE.

Como no es posible aquí describir todas las alternativas, hablaremos de las que persiguen estos influyentes grupos del gran capital. Su estrategia, esquemáticamente descrita, sería la siguiente:

1. Desacreditar al máximo el sistema de SS vigente y, paralelamente, convencer al país que la solución es transformarlo profundamente.

2. Vaticinar un inexorable y próximo crack financiero en la SS, a la par de afirmar que una política eficaz de empleo pasa por reducir las cotizaciones. En ese marco, conseguir que se admita como algo inevitable la reducción de todo tipo de prestaciones y asistencias.

3. Extender entre los trabajadores la idea de que para asegurarse la vejez y una adecuada asistencia sanitaria hemos de buscar un as prestaciones y servicios complementarios, a través de fondos o cajas de pensiones, de pólizas con entidades sanitarias privadas, etcétera, si bien el negocio sanitario es marginal comparado con el de las pensiones.

Contra la campaña de descrédito

El proceso a seguir equivaldría a desdoblar la Seguridad Social en una parte pública y otra privada. Consiguiendo que la cobertura de la SS pública -que es la actual- se vaya degradando progresivamente hasta convertirse en poco, más que una beneficencia extensiva, es evidente que el complemento de la privada iría ganando espacio hasta ser la cobertura principal. De este modo, la cuota voluntaria pasaría de hecho a ser forzosa, salvo para esa masa de trabajadores que por vivir en niveles de mera subsistencia no podrían hacerlo. Al mismo tiempo se iría disminuyendo la cuota a la SS pública, mientras se generalizaban las cuotas privadas. Al final, en conjunto, se habría operado una redistribución de las cargas para toda la SS -la pública y la privada-, pagando proporcionalmente mucho menos que ahora los empresarios y mucho más los trabajadores.

Esta operación forma parte de las medidas para una salida a la crisis que CC OO califica de derechista y reaccionaria. Por eso exige una respuesta. En primer término, es urgente contrarrestar la campaña ideológica que contra el actual sistema se viene desarrollando. Frente a las afirmaciones de que la SS es un monstruo devorador de recursos, penalizador del empleo, ineficaz, corrompido y propiciador del fraude; frente a la acusación de que todo ello es consecuencia de la incapacidad de la gestión pública, hay que decir: -Que la supuesta monstruosidad se viene abajo en cuanto se compara con otros países lo que representa la SS española respecto del PIB. Nuestro nivel es, aproximadamente, un 60% de la media de los países de la CEE. -En cuanto a lo de penalizar el empleo, hay mucho que matizar. La aportación por cuota del empresariado hay que verla en relación con nuestro sistema fiscal general, que, al ser bastante más bajo -y regresivo- que en el resto de los países de nuestra área, impide que las aportaciones del Estado sean mayores de lo que son, sin olvidar que en países como Francia y Suecia la aportación de las empresas es mayor que aquí, y en Italia, aproximadamente igual.

-Respecto de la ineficacia, corrupción y fraude, es cierto que existen. Pero no por causa del cáracter público de la SS, sino por la mala organización, por el escaso control de ciertos gastos e inversiones, por el carácter poco transparente y poco democrático de la gestión, y hasta por actitudes corporativas de ciertos profesionales.

Es también preciso definir las alternativas que mejoren y racionalicen el sistema de SS. Aunque por la amplitud y complejidad del tema resulte imposible describir siquiera los puntos esenciales, algunas de las líneas generales que, con carácter no cerrado, deberían retenerse serían:

1. El régimen general de la SS debe incluir, en principio, a todos los trabajadores por cuenta ajena y propia sin diferenciación en razón al tipo de relación contractual que tengan o el ámbito profesional en que desarrollen su trabajo, salvaguardando conquistas específicas de determinados colectivos de trabajadores en función de sus singulares y especialmente penosas condiciones de trabajo.

2. La asistencia sanitaria y de servicios sociales, a traves de un proceso gradual, deberían llegar a ser por cuenta del Estado y para el conjunto de la población, financiadas por la vía fiscal, gestionadas con carácter público, que garanticen y mejoren sensiblemente el actual régimen asistencial de la SS y que permitan la mejor utilización de los recursos sanitarios públicos.

3. Las prestaciones sustitutivas del salario, incluidas las de desempleo, deben financiarse básicamente por la vía contributiva.

4. La financiación debe establecerse teniendo en cuenta, efectivamente, la necesidad de mantener y crear puestos de trabajo. Pero cualquier medida que reduzca la aportación de las actuales cotizaciones debe compensarse con un proporcionado y suficiente aumento de la presión fiscal, en el marco del desarrollo progresivo de la reforma fiscal.

5. El sistema de SS debe ser obligatorio para todos los trabajadores por cuenta ajena o propia, y suficiente en la cantidad y calidad de sus prestaciones, de tal forma que los trabajadores no tengamos que acudir necesariamente a prestaciones complementarias de carácter libre por la insuficiencia de las prestaciones públicas de la SS.

6. La reforma de las estructuras de la SS, el perfeccionamiento y racionalización de la gestión, la mejora, en definitiva, de su funcionamiento, deben basarse en:

- Simplificación en el funcionamiento administrativo.

-Transparencia en la gestión.

-Eficacia en la atención a los beneficiarios.

-Control efectivo por parte de los sindicatos de la gestión de la SS.

Julián Ariza es secretario de relaciones unitarias y políticas de Comisiones Obreras.

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