Ferrer Salat pide el retraso en la adhesión hasta que la Comunidad culmine su reforma

El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Carlos Ferrer Salat, tras reiterar su apoyo a una firma del tratado de adhesión a las Comunidades Europeas "lo antes posible", pidió ayer que se retrase la integración efectiva hasta que la CEE haya culminado su proceso de reforma interna. La abierta sugerencia del directivo de la patronal fue inmediatamente rechazada por Raimundo Bassols, secretario de Estado para las Relaciones con las Comunidades, que afirmó que por ser la CEE algo "sobre todo, dinámico", la espera sería interminable.

En el curso de uno de los debates de la Fundación para el Progreso y la Democracia, celebrado ayer en Madrid sobre el tema "España-Mercado Común", el presidente de la CEOE pidió también el rechazo público de la adhesión, por parte del Gobierno, "de persistir los actuales términos negociadores de la Comunidad", que, según Ferrer Salat, persiguen colocar a España y su sistema productivo "en condiciones de inferioridad en el momento de la entrada".Aunque el portavoz de la CEOE no hizo más que reiterar la posición de apoyo matizado a la integración española en la CEE, por parte de la organización empresarial, quizá le dio un nuevo y sutil matiz al diferenciar el problema de la firma del tratado de adhesión con el de la entrada real en las Comunidades. Mientras que para la primera exigió rapidez, la segunda la condicionó a un nuevo interrogante: el proceso de reforma interna de la CEE.

"¿Cómo vamos a integranos en algo", se preguntó Ferrer Salat, "que está en proceso de reforma y que, por lo tanto, no sabemos en qué va a terminar?".

La respuesta la recibió del propio encargado de las negociaciones con la Comunidad, el ex embajador en Briaselas, Raimundo Bassols. Según ese razonamiento, vino a decir Bassols, ni el Reino Unido, ni Irlanda ni Grecia se habrían integrado nunca en la CEE, ya que ésta, ante todo, es una corriunidacl dinámica en continua fase de perfecionamiento y cambio.

El presidente de la CEOE, en una intervención previamente preparada, exigió también largos períodos de transición para la industria española antes de integrarse con plena libertad en la CEE.

Ferrer Salat argumentó esta exigencia en la necesidad de transformar y reconvertir la estructura productiva española, pensada -según el directivo empresarial- para satisfacer las necesidades de un mercado interno fuertemente protegido y no para la competencia de un mercado abierto.

El directivo empresarial, sin embargo, insistió en la vocación europeísta de los empresarios españoles. La CEOE, dijo, es partidaria de la integración en las Comunidades Europeas porque la adhesión consolidará la economía de mercado en España y ayudará a la modernización de su economía.

Pero Ferrer Salat señaló que esta integración no debía realizarse a cualquier precio. En estos momentos de las negociaciones, señaló, lo que la CEE pretende es que "paguemos un precio cierto por una mercancía de la que desconocemos sus características".

En el debate intervinieron también Gian Paolo Papa, director de la Oficina de Comunidades Europeas en España, y el periodista Pablo Sebastián. El primero rechazó los argumentos del segundo, en el sentido de que la CEE, especialmente su Consejo, carecían de voluntad política a la hora de la ampliación.

Según Papa, la Comunidad Económica Europea atraviesa la mayor crisis de su historia y, tras veinte años sin cambios, su proceso de reforma no es más que un intento de crear una nueva Comunidad, la de la "segunda generación", como la ha llamado Gaston Thorn, presidente de la Comisión Europea. En esta "Europa de la segunda generación", dijo Papa, "es donde España tiene asegurado un sitio".