El nuevo Código Penal argelino mantiene la pena de muerte
La pena capital será mantenida en Argelia, a pesar de la oposición que manifiestan algunos sectores del país, según se desprende del nuevo Código Penal adoptado esta semana por el Parlamento argelino, al término de enconados debates. El Gobierno ha justificado su mantenimiento por considerar que esa pena es necesaria en el caso de crímenes como el espionaje o la colaboración con el enemigo período de guerra.Una parte de los diputados argelinos había presentado una enmienda al proyecto de Código Penal, por la que se abolía la pena de muerte, en base a consideraciones humanitarias. Uno de los parlamentarios mantuvo la tesis de que la pena capital contradice los derechos del hombre, sin hablar de caracteres religiosos.
El propio presidente de la Asamblea, Rabah Bitat, uno de los, "históricos" del Frente de Liberación Nacional argelino, admitió que el tema de la pena capital constituye en Argelia un problema real, sobre el que tarde o temprano habrá que adoptar una posición en favor de su abolición.
Pero en el estado actual de la, sociedad argelina, la abolición supondría una revisión profunda del Código Penal, que el Gobierno no está dispuesto a realizar, en buena parte porque ese castigo llega a materializarse en muy, raras ocasiones. El jefe del Estado argelino cuenta, por otra parte, con el derecho de gracia y de amnistía.
Otros capítulos del nuevo Código Penal argelino prevén una pena de dos a diez años de cárcel contra, las personas que en tiempo de paz, se enrolen voluntarios o mercenarios, por cuenta de una potencia extranjera, en territorio argelino. El adulterio, por su parte, es castigado con una pena máxima de dos años de cárcel.
El rigor de esas disposiciones emana, en opinión del ministro argelino de Justicia, Bualem Baki, de la "necesidad" de evitar caer en "excesos de clemencia". La fórmula, por elegante que parezca, no impide constatar que, en la práctica, el texto adoptado por los diputados argelinos es más duro que el que existía con anterioridad.
La responsabilidad de esa dureza es achacada, en parte, a la acción personal del ministro, al que se considera un integrista. Este habría sido asimismo el principal responsable del proyecto de nuevo código de la familia, objeto de manifestaciones de protesta por parte de centenares de mujeres argelinas.
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