Suicidio en Albania
ALBANIA ES un país deliberadamente secreto, aislado por unas fronteras impermeables para entrar o salir -sólo hay cuatro representaciones diplomáticas europeas en Tirana-, con un barrio prohibido donde vive la clase política dirigente, una policía eficaz en las represiones y una censura de Prensa absoluta. Silencio y opresión tratan de cubrir todas las contradicciones internas y externas. Es un régimen comunista que ha roto sus relaciones con todos los comunismos: el de la URSS, el de Yugoslavia y finalmente, en 1978, con China, que era su último aliado exterior. País ateo, practica su religión musulmana -como puede- el 75% de sus habitantes.No es extraño que en este país hermético haya pasado casi inadvertido para el mundo y casi para'sus propios habitantes un suceso de primer orden: el suicidio del primer ministro, Mehinet Shehu, personaje constante del régimen y segunda autoridad del país, después del también eterno primer secretario general del partido comunista (Partido del Trabajo de Albania), Enver Hoxa. Mehmet Shehu estuvo siempre comprometido en los grandes movimientos internacionales del país: la primera ruptura con la URSS y con Yugoslavia, la aproximación y posterior ruptura con China y el efilmero intento de aproximarse a Occidente después de su distanciamiento de China. Era el rostro visible de la política y el único viajero del Gobierno, cubriendo así el encierro de Enver Hoxa.
Es lógico que en un país deliberadamente secreto los sucesos tengan la respuesta del rumor y la especulación. Una de las versiones es la de que Shehu había caído en desgracia: en 1980 entregó el Ministerio de Defensa, cuya cartera asumía él mismo, al general Kadri Hazbiv. Se dijo entonces que era ya el principio de una pérdida de su larg o poder, y se habló de la posibilidad de que el Ejército estuviera tomando posiciones frente a un Gobierno demasiado inestable en su política internacional: el propio Shehu era militar -su empleo era el de coronel general-, pero estaba más considerado por los militares como político que como uno de los suyos (como sucede en la URS S con el general Leónidas Breznev,al que jamás se da su título militar). La hipótesis que se hace ahora es la de que Shehui ha sido asesinado, como principio de una serie de cambios que su presencia hacía imposible. La alternativa es que el suicidio se ha debido a la pérdida de un poder que consideraba vitalicio y a la amenaza de unos cambios políticos que hubieran podido hacer de él un prisionero -no sería el primer caso en este tipo de países, y el ejemplo de China es suficiente, en que se pasa directamente del poder a la cárcel-. De ser válidas cualquiera de estas dos afirmaciones, podría concluirse que el propio Enver Hoxa está en peligro: Mehmet Shehu ha sido continuamente su hombre de confianza y el encargado de llevar a la práctica su pensamiento político. Tampoco se puede excluir que Hoxa le haya sacrificado para conservar su propio poder, aunque sea de una manera nominal. La realidad es que todas estas especulacioneos no tienen más punto de apoyo que la propia personalidad truculenta y sangrienta de un régimen más psicopático que ideológico, en el que abundan estas situaciones: periódicamente ha habido en su historia reciente unas depuraciones mortales, con las que se han ido eliminando a los que no cambiaban de política al mismo ritmo que el régimen o a los que la cambiaban al mismo tiempo que él.
En todo caso, la explicación oficial del suicidio es la que se aplica siempre, en todos los países y hasta en todas las familias, para estos casos: una crisis nerviosa. No se explica cómo podía permanecer en tan alto cargo un personaje sometido a crisis nerviosas o de tal fragilidad psíquica. Aunque haya que contar también con el desengaño.
Shehu va a ser sustituido el 14 de enero en una reunión de la Asamblea Popular, una especie de parlamento con 250 diputados que se eligen cada cuatro años por sufragio universal. Pero sólo habrá un único candidato, naturalmente.
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