András Hegedüs: "El retorno al sistema monolítico en Polonia será un fracaso"
András Hegedüs, 69 años, parece un pacífico campesino de la estepa húngara: calvo, nariz ganchuda y bigote gris. El año 1965, Hegedüs era presidente de Gobierno en Budapest, cuando la revolución le barrió y tuvo que huir a Moscú, donde el estalinista se convirtió en liberal. Hegedüs empezó a dedicarse a la sociología. Regresó a Budapest, donde consiguió una cátedra, hasta que el año 1973 fue expulsado del partido y jubilado. Hegedüs, que era especialista en temas de agricultura, mantiene todavía hoy día contactos con el ala reformista del Partido Comunista húngaro en Viena. Michael Siegert, del diario izquierdista de Berlín Die Tageszeitung conversó con él.
Pregunta. ¿Por qué tomaron los militares el poder en Polonia?Respuesta. Porque no les quedaba otra posibilidad. La descomposición del poder encerraba dos peligros: el Pacto de Varsovia no habría aceptado un vacío de poder en Polonia, y desde el punto de vista de la política interior no se podía solucionar la crisis económica.
P. ¿Está dicha ya la última palabra en el problema del poder?
R. Si todo va bien, podrá continuarse el compromiso.
P. ¿Quiénes tienen que negociar un compromiso?
R. El poder militar debería situarse sobre las bases del acuerdo firmado en agosto de 1980 en Gdansk. Desgraciadamente, esto no quedó claro en el discurso del general Jaruzelski. Los movimientos autónomos, como el sindicato Solidaridad, tienen la misión histórica de conservar su libertad de movimiento y, al mismo tiempo, advertir a las masas contra el peligro de dejarse arrastrar a una guerra civil con derramamiento de sangre.
P. Todo eso son teorías. De momento, los líderes sindicales están encarcelados y domina un régimen de terror, hasta se amenaza con la pena de muerte, y no existe la menor huella de autonomía. ¿Cómo puede hablarse de un compromiso en estas circunstancias?
R. Walesa estuvo negociando y el portavoz del Gobierno dijo que quieren mantener la línea reformista. Yo critico, en el discurso de Jaruzelski, que no dejase suficientemente claro si está dispuesto a gobernar sobre la base de los acuerdos con Solidaridad, pero hizo algunas indicaciones de que él desea la renovación polaca.
P. Eso es quizá una pura declaración verbal.
R. Yo creo que Jaruzelski ha aprendido de sus antecesores. Gomulka y Gierek tenían carisma y fueron en su tiempo populares, pero fracasaron, porque después de las crisis de 1956 y 1970 volvieron a implantar un sistema monolítico. Jaruzelski no puede marchar por tercera vez por el mismo camino. El nuevo camino se encuentra en las experiencias reunidas los últimos quinientos días y hay que apoyarse sobre ellas. No hay otra posibilidad.
P. Pero las sedes de Solidaridad fueron arrasadas y sus dirigentes están arrestados.
R. La restauración del sistema monolítico en la actual situación europea es irracional, está condenado al fracaso ya desde un principio, y sólo podría conducir a una catástrofe. Por otra parte, en una guerra civil, los obreros en rebeldía no tienen ninguna oportunidad de vencer. Si llega a producirse una guerra civil, todas las ventajas estarían del lado del Gobierno. Si estallase un levantamiento, el Gobierno tendría todas las ventajas, y los sublevados sacrificarían algunas decenas de miles de víctimas en el altar de la historia.
P. ¿Quién está ahora de parte del nuevo poder?
R. Decenas de miles que están dispuestos a llevar a cabo una reorganización del poder: funcio narlos del partido y de la econo mía, oficiales del Ejército, trabaja dores integrados en el sistema y también los partidarios de la ley y el orden, que quieren pan y carne; hay bastantes de éstos; por lo me nos, un 15% de la población. En Hunglía, el régimen de Janos Kadar empezó en una situación mucho más difícil.
P. ¿Cómo podría darse una guerra civil?
R. Para una guerra civil se requieren dos condiciones previas soldados al servicio del poder y otros soldados que estén dispuestos a dar sus armas a los rebeldes De momento, la guerra es evitable; las fuerzas armadas todavía no han sido probadas. Se podría. sacar a los líderes sindicales de la cárcel y la vida política podría erri pezar de nuevo.
P. No parece que Jaruzelski lo vaya a permitir.
R. Esta no es una cuestión de la buena voluntad de Jaruzelski. ¿Se puede creer que Jaruzelski esté dispuesto a conducir una Polonia muerta? Si Jaruzelski no inicia el camino del acuerdo entre las fuerzas sociales, no podrá resolver la crisis e conómica y tampoco la polítíca. En Polonia no hubo nunca una sociedad monolítica, siempre existió la Iglesia.al lado del partido. Para Jaruzelski lo esencial es que Polonia conserve su independencia, evitar el caos y que se produzca la renovación de tal modo que no destruya el poder.
Contra las exigencias excesivas de Solidaridad, los militares pueden oponer que la descomposición hace peligrar la independencia de Polonia. También el Gobierno de Nagy, el año 1956, en Hungría, habría podido decirlo a los diferentes grupos armados, pero no le quedó tiempo para hacerlo.
P. Jaruzelski habló al pueblo como general y jefe de Gobierno y sólo mencionó una sola vez al partido; también disolvió varias organizaciones próximas. ¿Cómo interpreta usted esto?
R. Naturalmente esto me llamó inmediatamente la atención. Las condiciones están maduras para organizar de nuevo el partido. Quizá, no ocurra de una forma tan drástica como el año 1956 en Hungría, donde se liquidó el viejo partido y se inventó uno nuevo. Quizá se haga sólo una revisión de los afiliados; pero el camino más limpio sería una creación completamente nueva. El partido polaco tendría una gran ventaja respecto al húngaro, porque la quiebra total en Hungría provocó que en el nuevo partido entrasen en primera línea los elementos dogmáticos y los reformistas fuesen rechazados. El partido polaco podría modernizarse sobre una plataforma amplia.
P. ¿Puede funcionar realmente una Administración militar?
R.Los oficiales que ahora están al frente de los diferentes organismos y entidades económicas no pueden de ninguna manera sustituir a los tecnócratas. Hay problemas de producción, exigencias de los trabajadores, un montón de problemas que un mando militar no es capaz de resolver.
P. ¿Con quién se aliarán los militares?
R. Yo creo que los oficiales han aprendido en las academias que hay que saber calcular. Las inhibiciones ideológicas de que no se puede hacer esto o lo otro son para ellos mucho menores. Los oficiales quieren evitar disparar sobre las masas, porque se plantea la cuestión de la guerra civil, y también después de una intervención extranjera perderían el poder.
P. En todo el este de Europa hay crisis económicas. ¿Ve usted otros procesos similares al polaco?
R. La crisis económica y política está avanzada al máximo en Rumania, donde las medidas adoptadas para combatirla son completamente insuficientes. En el partido hay elementos reformistas, que conocen el mundo y están. al tanto de los problemas; ahora tienen su última oportunidad. También Yugoslavia está inmersa en la crisis, crece la inflación y el paro, hay desabastecimiento, pero no una crisis política.
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