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El segundo premio, en el número 27676, viajó a Barcelona

Cuatro minutos después de comenzar el sorteo navideño -a las 9.08 horas de la mañana de ayer-, la Ciudad Condal se inundó de curiosos que intentaban saber quiénes habían sido los agraciados con el segundo premio de la lotería. Los muchachos de San Ildefonso habían cantado el número 27.676, cuyas cuarenta series habían sido vendidas íntregramente en la administración número 30 de Barcelona, sita en el típico barrio del Poble Sec. Los 5.000 millones de pesetas a que ascendía el total del premio fueron repartidos en esta ciudad y su provincia, especialmente en la localidad de Cornellá de Llobregat, donde numerosos obreros, en su mayoría en paro, vieron cómo la fortuna les sonrió.

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Los regentes de la afortunada administración de la calle del Rosal, María del Pilar Arenas Octavio y su marido, José Fontanals Vallés, vieron inundado su local, desde primeras horas de la mañana, por numerosos curiosos que se acercaban para tratar de averiguar quiénes eran los agraciados o cuánto era el total del premio que les correspondía, así como por una gran variedad de apoderados bancarios que bombardearon a todos los que se acercaban por el lugar con las tarjetas de su entidad.Algunos de los afortunados acudieron temprano a la administración e ingresaron sus décimos en sucursales bancarias. La mayoría de éstos se negaron a facilitar su identidad y la cantidad que les había correspondido. Gran parte de los premiados, a la hora de cerrar el local de la calle del Rosal, no habían aparecido por sus dependencias y parece que prefirieron no darse a conocer. Sin embargo, los premios se repartieron extremadamente y no se han dado numerosos casos de afortunados con grandes cantidades.

El barrio del Poble Sec recobró ayer el espectáculo de las viejas chismorreando en los portales, que muchos de los barceloneses recordaban a su paso por la administración. Este típico y humilde barrio de la Ciudad Condal, donde nació el conocido cantautor Joan Manuel Serrat, se vio agraciado con la suerte de la lotería. Muchos de sus vecinos ostentaban pequeñas participaciones de este segundo premio, pero el comentario más generalizado fue los doce millones de pesetas que le habían tocado a José Andrés Gálvez, un jubilado que había sido durante muchos años el portero del clásico teatro de revistas El Molino. Este local se encuentra a escasos metros de la administración afortunada. Sin embargo, la mayoría de las personas que allí trabajan no habían comprado el décimo de la suerte. José Andrés desapareció de su casa sobre las doce la mañana de ayer, acompañado de dos personas, según comentó a este periódico una de sus vecinas y a última hora de la noche todavía no se le había localizado.

Los regentes de la administración barcelonesa manifestaron a este periódico que se enteraron de la noticia poco antes de abrir el local, al informar de ello la televisión, y añadieron que habían vendido un total de 162 millones de pesetas para el sorteo navideño. José Fontanals, que lleva al cargo de ese local desde hace más de cincuenta años, decía que el número había sido vendido hace más de medio mes, y no quería especificar cuánto dinero le correspondía a su familia.

El "número de la suerte" se repartió por toda la Ciudad Condal y su provincia, especialmente, en las localidades de Santa Eulalia y Cornellá de Llobregat. Del total de un millón de pesetas que vale el número, más de la mitad fue adquirida por un panadero de la última localidad citada, quien distribuyó la suerte en numerosas participaciones.

Fiesta y alegría en Cornellá

Seiscientas mil pesetas del número 27.676 fueron distribuidas en participaciones de cien pesetas en la panadería "La Miranda", situada en el barrio obrero de San Ildefonso, de Cornellá de Llobregat. El dueño de la panadería, Juan Puig, no sabía exactamente cuánto se había quedado él mismo, ya que la mayoría de las participaciones habían sido vendidas a sus clientes, y algunos décimos íntegros, a los trabajadores del horno, quienes, tras reunirse en el local una vez conocida la noticia, decidieron salir al pueblo a celebrarlo. Sin embargo, prometieron volver a las diez de la noche de ayer para hacer el pan del día siguiente.Juan Puig tiene cuatro hijos, que trabajan en la panadería y participan del número premiado aunque tampoco saben en qué cantidad porque "eso lo lleva mi padre", según comentó una de sus hijas.

Todos los afortunados jugaron alrededor de trescientas pesetas, lo que supone que puedan cobrar unos dos millones de pesetas cada uno. Juan Puig indicó que lleva comprando lotería en la misma administración unos veinticinco años. Este año pidió un número que terminará en 76 y cuando llego a su casa se llevó un gran disgusto al observar que había comprado el mismo número que el año anterior. El agraciado panadero se enteró de la noticia cuando éscuchaba por la radio la transmisión del sorteo, mientras se entretenía haciendo un crucigrama.

La mayoría de los que jugaban a través de la panadería son obreros, muchos de ellos en paro y en situaciones críticas. El barrio de San lldefonso es una de las mayores construcciones urbanísticas de las dos últimas décadas. Manuel Vázquez Montalbán lo describió con minuiciosidad en la novela que ganó el Premio Planeta, "Los mares del Sur", cambiando su verdadero nombre por Magin. En su mayoría, está habitado por inmigrantes, y el trazado de las calles, así como los servicios públicos, es cualquier cosa menos genial.

Antonia Cobos es la única dependienta que no pertenece a la familia y se ha visto agraciada con el premio. No jugaba una gran cantidad -unas trescientas pesetas-, pero sí lo suficiente como para ganar millón y medio de pesetas, "aunque esto no creo que me dé para retirarme", manifestó.

Pensaba abandonar su piso por falta de pago

Un obrero en paro, Serafín Guillén Sánchez, por ejemplo, supo que le habían tocado dos millones y medio de pesetas cuando se disponía a abandonar su piso por falta de pago. Serafín Guillén, ex trabajador de una fábrica de frigoríficos, no había repartido participaciones de las quinientas pesetas que había comprado del número premiado, pero piensa darle la mitad a su suegra, "ya que cuando se enteró de que nos echaban, nos ofreció su casa, y allí hemos vivido estos últimos días".Los inspectores de la comisaría de policía de la zona de Cornellá también llevaban participaciones del segundo premio de la lotería, y decidieron celebrar el acontecimiento con una comida. También la madre del jugador internacional de fútbol Daniel Solsona resultó agraciada con cinco millones de pesetas por este número. Se da la circunstancia de que el panadero que repartió las participaciones es tío del jugador del Valencia, quien es muy conocido en Barcelona, ya que fue jugador del Español, cuyos aficionados le llamaban el "noi de Cornellá". Pero no es sólo Cornellá, Hospitalet y Viladecans eran también una fiesta.

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