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La Federación no reconoce la mejor marca nacional femenina de maratón

La Federación Española de Atletismo no reconoce la mejor marca femenina de maratón. Esta prueba, que ya ha tenido su campeonato nacional y su Copa de Europa, que ya ha sido incluida en el programa de los campeonatos europeos y olímpico, no existe a nivel de reconocimiento de mejores marcas. El colegio de jueces aún no ha establecido los criterios para la homologación, y de nuevo la mujer queda discriminada.

Ya en los Juegos Olímpicos antiguos la mujer no tenía cabida. Si quería competir lo tenía que hacer un mes antes o después, en los llamados Juegos Helénicos. Y en la carrera del estadio, en Olimpia, las mujeres corrían un sexta parte menos que los hombres. Cuando se instauraron los Juegos Olímpicos de la época moderna, las competiciones femeninas no fueron incluidas hasta 1928. Y sólo se permitió la inclusión en el programa de las pruebas de 100, 800, altura, disco y 4x100.Fue la francesa Alice Milliat quien, en 1917, después de unos pequeños ensayos en Estados Unidos, reivindicó para la mujer el derecho a la práctica del atletismo. Al año siguiente, Austria constituyó oficialmente los campeonatos nacionales femeninos. El movimiento fue ganando terreno, y en 1922 París acogió los Juegos Mundiales Femeninos. Esta competición, de carácter cuatrienal, también pudo celebrarse en Goteburgo, Praga y Londres. Después, la Federación Internacional reconoció en su organismo al atletismo femenino y la Europea lo incluyó en sus competiciones.

Este reconocimiento lo fue a costa de seguir considerando a la mujer incapaz de hacer los mismos esfuerzos que el hombre. La misma filosofía ha persistido hasta nuestros días. Los 1.500 metros femeninos no se incluyeron en el calendario olímpico hasta 1972, y los 3.000 aún no han sido programados, aunque se permitió la organización de esta prueba, junto con la de 400 metros vallas, con carácter de campeonato mundial.

Tuvo que luchar mucho la mujer para lograr ver atendidas sus reivindicaciones, e incluso saltarse prohibiciones para demostrar que ella, a su nivel, podía hacer lo mismo que el hombre. En las primeras ediciones de la maratón de Nueva York, la participación estuvo vetada a las mujeres. Estas, o se disfrazaron o se hicieron acompañar de fornidos hombres para hacer desistir a quienes quisieran sacarlas de la carrera. Ahora que son contados los hombres capaces de mejorar los tiempos de Greta Waitz o Allison Roe en la maratón, los dirigentes del atletismo nacional han comenzado a reconocer que las mujeres también son aptas para los máximos esfuerzos, y la maratón femenina estará ya en todas las grandes competiciones, incluidos Juegos Olímpicos.

En España, las atletas estaban mal vistas

En los años treinta comenzó a desperezarse el atletismo femenino en España. Celebró sus campeonatos nacionales, siempre con gran retraso respecto a otros países europeos. El cambio de régimen político después de la contienda bélica sumió en el olvido al atletismo femenino. Estaba muy mal visto que las chicas se vistieran de corto para cualquier cosa.Con el auge de la maratón, el dinamismo del propio deporte ha vuelto a dejar atrás la burocracia federativa. Las españolas llevan corriendo maratón desde 1977. Una atleta, Iciar Martínez, roza la mínima olímpica; además, un equipo español ya ha participado en la Copa de Europa; también se ha celebrado un campeonato nacional. Pese a todo, la Federación Española, con la extrañeza de su propio presidente, no reconoce la mejor marca nacional. El colegio de jueces dice que la Federación Internacional no homologa las mejores marcas cuando éstas se realicen en pruebas mixtas -caso de la mayoría de las maratones-, y que en el campeonato de España, donde las chicas salieron veinte minutos más tarde que los hombres, argumenta que en algún momento pudieron llegar a confundirse, hecho que está por demostrar.

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