La selección de los jueces, debatida en las jornadas sobre el poder judicial

Los sistemas de selección de los jueces y el riesgo que comporta para la función de juzgar el progresivo autorreclutarniento judicial fueron los primeros temas abordados en las jornadas de estudio sobre el Consejo General del Poder Judicial, inauguradas ayer en Madrid. Uno de los intervinientes en las jornadas denunció el peligro que supone para la función judicial el hecho sociológico constatado de que los aspirantes a jueces son hijos de jueces o proceden de medios profesionales jurídicos, e invitó a encontrar fórmulas de acceso a la función judicial que permitan que la sociedad española esté reflejada en su pluralidad en la judicatura.Las jornadas sobre el Consejo General del Poder Judicial, que se prolongarán hasta el próximo domíngo, pretenden estudiar esta institución de nueva planta configurada por la Constitución de 1978, delimitar sus funciones y competencias exactas y fijar el contorno concreto de su autonomía como tercer poder del Estado en relación con los poderes ejecutivo y legislativo. Así, en las jornadas se abordarán, entre otros, los temas de la naturaleza jurídica del Consejo General del Poder Judicial, sus facultades financieras, disciplinarias e inspectoras, el régimen jurídico de sus actos, sus relaciones con el poder ejecutivo, el procedimiento electoral para la designación de sus miembros, su relación con las comunidades autónomas, su responsabilidad, potestad reglamentaria y su iniciativa legislativa.

El acto inaugural de las jornadas fue presidido por el ministro de Justicia. Pío Cabanillas, quien expresó su interés en el buen funcionamiento del poder judicial, al que la Constitución de 1978 atribuye un papel que «desborda todos los precedentes constitucionales y que va más allá, con modernidad y audacia, de la mayoría de los sistemas judiciales de Occidente».

En el debate sobre la modernización de los sistemas de selección y fonnación de jueces, primera ponencia de las jornadas, se esbozaron dos tendencias: una, más funcionarial y corporativa, que ponía el énfasis en el mérito y en los conocimientos teóricos para el acceso a la función judicial, y otra, más abierta a otros sectores de la sociedad, reacia a la concepción de la carrera judicial como «secta distinguida».