Malestar en Burgos ante la petición vasca de un referéndum sobre el condado de Treviño
La decisión del Parlamento vasco de pedir al Gobierno central la celebración de un referéndum sobre la incorporación a Euskadi del Condado de Treviño, enclave burgalés en la provincia de Alava, ha causado un profundo malestar en Burgos, ya que el Consejo General de Castilla y León había decidido no aceptar decisión alguna al respecto mientras no se promulgue el Estatuto castellano-leonés. La mayoría de la población se ha mostrado partidaria de su incorporación administrativa al País Vasco.
El Condado de Treviño es una isla burgalesa de 22.000 hectáreas enclavada dentro de territorio alavés. A menos de quince kilómetros de Vitoria, cualquiera podría pensar que es un pueblo periférico de la capital; sin embargo, pertenece a Burgos, de cuya capital dista más de cien kilómetros. Actualmente, debido a una fuerte emigración, la población no es muy numerosa, apenas llega a las 2.000 personas, y la jurisdicción se la reparten los ayuntamientos de Treviño, que reúne a 48 núcleos de población, y el de La Puebla de Arganzón.El día 26 de enero de 1980, todavía recientes las elecciones municipales, los de Treviño decidieron que ya era hora de volver a reivindicar lo que tantos años llevaban persiguiendo: su incorporación a Alava. La habían pedido en 1940, y la respuesta fue que, desde el punto de vista histórico, Treviño pertenecía a Burgos y esto era irrefutable. La volvieron a pedir en 1950, y se presentó la policía de Miranda de Ebro con orden de llevar se al alcalde y al secretario. «Pero ahora hay democracia», señalaron, «así que no nos pondrán tantas trabas». Y con esta idea, aprobada por la Corporación Municipal, so licitaron al Gobierno autónomo vasco su incorporación a Alava y, por ende, a la comunidad autónoma. El expediente fue firmado por 46 alcaldes de pueblos pertenecientes a Treviño y 370 vecinos cabezas de familia.
La reacción de Burgos no se hizo esperar. Inmediatamente, por telegrama, UCD dimitió a todos los alcaldes y concejales de su grupo, prácticamente la mayoría, quienes, no obstante, siguen ejerciendo sus funciones en la actualidad. El asunto causó cierto revuelo, pese a que siempre habla sido conocido el deseo secesionista del Condado, pero poco a poco se fue olvidando hasta que en marzo de este año La Puebla pidió también su integración en Alava.
Razones de pertenencia histórica
La salida al tema no se vislumbra fácil. En principio parece que lo lógico sería que las dos partes interesadas, Burgos y Alava, o Castilla y Euskadi, llegaran a un acuerdo. Pero las dos aducen razones de pertenencia histórica. Por otra parte, tanto la opinión pública burgalesa como los partidos políticos parecen contrarios a ceder este territorio, mientras que en el País Vasco todas las fuerzas políticas, salvo Alianza Popular, quieren la agregación y argumentan que se trata de dar carta jurídica a lo que es una cuestión de hecho.Mientras tanto, los municipios de Treviño y La Puebla han efectuado gestiones desde hace meses ante la Diputación de Burgos, el ente preautonómico de Castilla y León y la Administración del Estado en orden a su demanda, sin. que hayan recibido respuesta alguna. En junio pasado, ambos municipios acordaron pedir al Gobierno vasco que gestionara los trámites para llevar a cabo la incorporación.
En este orden de cosas, el Parlamento vasco aprobaba el pasado día 19 de noviembre una proposición no de ley por la que solicita al Gobierno autónomo vasco que inste al Gobierno central para. que proponga la celebración del referéndum.
Para ir desde Burgos a Trevino hay que coger la Nacional I hasta Miranda de Ebro, unos ochenta kilómetros. Tres más arriba, justo en el río Zadorra, que hace de frontera natural, comienza Alava. Pero al recorrer unos pocos kilómetros de territorio alavés se entra otra vez en la provincia de Burgos. Este territorio desgajado es el Condado de Treviño, una zona eminentemente agrícola, que vive de la patata, la remolacha y el trigo.
A la una del mediodía, las calles de Treviño están prácticamente vacías; sorprende sobre todo no ver gente joven. En el Ayuntamiento, un funcionario, Niceto Fernández, lo explica: «Es que aquí, a partir de los catorce años, todos los chavales se van para Vitoria; primero, a seguir estudiando, y luego, la mayoría, a trabajar. La escolaridad está cubierta en el pueblo hasta esa edad. Tenemos un colegio nacional, al que acuden todos los niños del Condado; todas las mañanas bajan los coches de Vitoria y van recogiendo a los niños y los traen al centro. Sí, sí, la mayoría de los maestros también son de Vitoria».
"Estamos y vivimos en Alava"
Niceto Fernández cree que, si se hiciese un referéndum en el Condado, «el 90% o más de la gente votaría a favor de la integración en Alava». El mismo se confiesa abiertamente partidario; «y no es que yo tenga nada contra Burgos, eh, ni yo ni nadie. Pero es que es una cosa lógica: estamos y vivimos en Alava; no hay más que mirar un mapa».Salvo en lo eclesiástico y la zona de la Guardia Civil, que dependen de Alava, el resto de las atribuciones -militares, judiciales, civiles y administrativas- competen a Burgos. «Allí vamos a todo lo que es oficial y burocrático, pero las actividades de la vida cotidiana se desarrollan en Vitoria», dice Niceto Fernández.
En los últimos años, los de Treviño nacen también en Vitoria. A pesar de cotizar a la Seguridad Social en Burgos, todas las asistencias médicas se las prestan en las clínicas de la capital alavesa. «Nuestros hijos nacen en las clínicas de Vitoria. Si luego tienen alguna cosa o hay que operarlos, también vamos allí, porque nos pilla más cerca y porque casi todos tenemos allí familia que puede echarnos una mano. La gente mayor que quiere ingresar en alguna residencia de ancianos también prefiere ir a Vitoria, porque se encuentra con muchos conocidos, aparte de que no hay ni comparación entre las residencias de Alava con las de Burgos», dice la mujer de José Luis Ansotegui, el propietario del bar de La Puebla.
Aprender eusquera
Al igual que no hay un rechazo de carácter nacionalista con Burgos, tampoco parece existir un fuerte sentimiento provasco. La gente mayor de Treviño dice, muy convencida, que es alavesa, pero no suele pronunciar la palabra vasco, pese a que está de acuerdo en pertenecer de lleno a la comunidad autónoma.Con la gente joven no existe ese problema. «Yo me siento primero treviñés, y luego, vasco», dice Félix Roa. «Treviño es Euskadi. A la gente mayor le da un poco de miedo esto porque identifica lo vasco con lo del terrorismo y le preocupa también que nos obligaran a hablar vascuence. Pero, en general, los jóvenes nos sentimos vascos y no nos importaría tener que hablar su idioma. De hecho, los que estudian allí están aprendiéndolo».
Todos los treviñeses están de acuerdo, hasta Niceto Fernández, en que históricamente han pertenecido muchos más años a Burgos que a Alava; pero, en razón a su situación geográfica, consideran que fue un error incomprensible el que, en la división territorial de 1833, que configura el actual mapa político de España, fueran adscritos a Burgos.
«No queremos líos», dicen como justificación. Lo mismo ocurre cuando se pretende entrevistar a los alcaldes de Treviño y de La Puebla. «He tenido muchos problemas por dar mi opinión», dice Abel Oraa, el alcalde de Treviño, «y no quiero más complicaciones ».
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