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Gente

Luis Uruñuela

alcalde de Sevilla, no lo pasó muy bien durante los actos religiosos celebrados en conmemoración de la conquista de la ciudad por el rey Fernando III, llamado el Santo desde aquella toma. Uruñuela fue blanco de las miradas nada complacientes de los canónigos de la catedral, por no atender sus insistentes requerimientos de que se arrodillase cuando así lo exigía el ritual de la misa, en pleno altar mayor de la catedral sevillana. Más tarde, el alcalde, andalucista desde hace muchos años, tuvo que aguantar que el oficiante pronunciase una homilía más bien tridentina, hinchada de ataques contra la morisma, informa José Aguilar.

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