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Confirmada la existencia de un plan terrorista en Portugal

Las noticias relativas a la existencia de un plan de atentados terroristas para el pasado día 11 de noviembre fueron confirmadas oficiosamente ayer en Lisboa. El Gobierno portugués atribuye este nuevo intento de acentuar la inestabilidad política a una campaña en curso protagonizada tanto por la extrema izquierda como por la extrema derecha, y asegura que su objetivo es provocar "una convulsión violenta" en el país.Según la versión del Gobierno, se asiste actualmente en Portugal a una exasperación política por parte de las fuerzas que pretenden impedir la revisión constitucional y, con ella, hacer imposible la normalización democrática definitiva en Portugal. Pero la realidad de los hechos parece menos simple.

No es extraño que, en un clima social y político como el que vive Portugal, algunos grupos de presión que nunca creyeron o dejaron muy pronto de creer en la vía parlamentaria para resolver los problemas vuelvan a desear algún tipo de régimen autoritario.

A pesar de su nítida falta de interés en provocar una crisis seria a nivel político en este momento, los partidos de izquierda y los sindicatos ensayan una táctica de contestación más firme, convencidos como están de que "el Gobierno no aguanta", y de que hay que pensar forzosamente en una alternativa.

Los democristianos cristianos intentan habitualmente sustraerse al desgaste político intenso al que se está sometiendo al Partido Social Demócrata, y crecen entre los militantes del partido del primer ministro, Francisco Pinto Balsemâo, las sospechas de que el Centro Democrático Social también empezó a apostar por las elecciones a corto plazo.

El Parlamento proclamó ayer, unánimemente, su condena por la libre presencia en Lisboa de uno de los más siniestros símbolos de la política salazarista.

Barbieri Cardoso, condenado a cuatro años de prisión por haber sido considerado el principal organizador del asesinato, en 1965, cerca de Badajoz, del general Humberto Delgado, líder de la oposición antisalazarista, pudo regresar libremente de Madrid, después de que un tribunal de Lisboa decretara en su favor la libertad condicional. Todos los diputados condenaron lo que consideraron "un insulto a la libertad democrática".

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