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La naranja hipoteca la actual económica del País Valenciano.

El Ayuntamiento de la localidad valenciana de Carcagente está celebrando esta semana, con una gran cantidad de actos, que finalizan mañana, el bicentenario de la naranja como cultivo. Estos actos combinan el carácter de conmemoración histórica -en 1781, el cura párroco de Carcagente, Vicente Monzó, inició el cultivo de los naranjos- con la reflexión económica sobre la actual crisis de este fruto y su futuro.

La economía de la naranja ha marcado de forma especial la vida del País Valenciano durante los últimos doscientos años. Se inició como alternativa al cultivo de la morera, vinculado a la artesanal industria de la seda, prácticamente extinguida al no haber experimentado la revolución industrial que podría haberla hecho pervivir.Posteriormente, a mediados del siglo XIX, la naranja inicia el camino de la exportación y en la actualidad se destina a ese fin la casi totalidad de la producción. No obstante, la estructura del cultivo y la situación del producto en el mercado internacional, en función, sobre todo, de la política arancelaria de la Comunidad Económica Europea con respecto a España, hacen que la naranja esté en crisis.

Su producción se ve en este momento enfrentada a problemas como el de la necesaria sustitución de muchos pies de árbol en vías de agotamiento o aquejados de la llamada tristeza del naranjo por otros más resistentes.

De otro lado, se hace necesario injertar variedades que aumenten el tamaño de la fruta, de acuerdo con el gusto dominante los consumidores.

La solución de estos problemas es relativamente compleja, dada la estructura de la propiedad que predomina en el naranjo. Hay una gran abundancia de minifundio y el pequeño propietario agrícola se encuentra con serias dificultades para acometer estas tareas.

Hay quien piensa que el cultivo de la naranja podría desembocar en una situación de decadencia por la ausencia de la necesaria renovación, como desde finales del siglo XVIII ocurrió con la industria de la seda.

Para el alcalde de Carcagente, Vicent Pla, la naranja ha sido la protagonista del resurgir económico de la localidad "y ha llegado a ser uno de los principales motores de la economía del País Valenciano". Sin embargo, considera que "también ha sido en la actualidad la responsable de nuestra situación económica de estancamiento, agravando si cabe más todavía la crisis que padecemos".

Hay que señalar además que en estos momentos, y como viene siendo habitual durante los últimos años, la negociación de los convenios de recogedores de cítricos en el País Valenciano está siendo conflictiva. Las conversaciones sobre el convenio provincial de Valencia, al que se acoge también una parte importante de la provincia de Alicante, permanecen rotas desde el pasado día 6, y las centrales sindicales están estudiando la posibilidad de ir a una huelga que se hace difícil por la dispersión del sector.

Recogida muy anticuada

La recogida de la naranja se sigue practicando en el País Valenciano de una forma muy anticuada. La contratación se suele hacer diariamente en los pueblos, y este trabajo está estrictamente reducido a la temporada, por lo que no es raro que comarcas de gran florecimiento económico por el cultivo de la naranja registren un elevado índice de emigración.Este hecho es clave para entender la práctica ausencia de revolución industrial en el País Valenciano hasta los años sesenta de este siglo, con todo lo que este evidente retraso ha traído parejo.

El naranjo, que en 1781 comienza a ser cultivado con fines comerciales en Carcagente, al ser apreciado por primera vez su fruto como postre, no era árbol desconocido en el País Valenciano, aunque cumplía con anterioridad fines casi únicamente ornamentales.

La naranja había sido apreciada desde la antigüedad clásica por sus propiedades medicinales, y sólo a partir de finales del siglo XVIII se le encuentran las posibilidades puramente alimentarias.

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