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Jimena Alonso niega su relación con ETAm

Jimena Alonso Matthias, ingresada preventivamente en la prisión de Yeserías, de Madrid, como presunta colaboradora de ETA Militar, presentó el viernes un escrito al Juzgado Central número 2 de la Audiencia Nacional en el que pide su libertad y niega su relación con ETA, afirma haber sido torturada durante su interrogatorio por la policía y explica que si negó este extremo en sus primeras declaraciones fue porque llegó a un pacto con la policía en el sentido de que pondrían en libertad a su hija menor si negaba haber sido objeto de malos tratos.

En el escrito, al que ha tenido acceso EL PAIS, señala que conoció a Juan (Juan Antonio Madariaga) y a Carmen (se refiere a Belén González Peñalva, compañera del anterior, actualmente huída) cuando «era profesora en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid y sólo me unía a ellos una amistad entrañable, pero es absolutamente falso que seamos una infraestructura de ETA ni tenemos ningún tipo de relación orgánica con nadie». Jimena Alonso dice que ni Madariaga ni Belén González le pidieron nunca «información que pueda parecer fuera de lo normal».«Cuando me entero por Carmen de que Juan es Juan Antonio Madariaga y que ha sido detenido, me siento metida en una espiral de miedo de la que no tengo capacidad de reflexión», continúa Jirnena en su escrito, «y Carmen pide pide ayuda». En esos momentos Jimena Alonso recurre a su amiga Carmen Santo Fontenla, también internada en la prisión de Yeserías por su presunta colaboración con ETA Militar, «que nos acoge por motivos de amistad y ayuda».

Al día siguiente, Jimena decide salir de Madrid, «guiada por el imperioso deseo de alejar a mis hijos de lo que pueda crearles complicaciones». Fue cuando Jimena Alonso se dirige a Portugal, en el coche de un amigo suyo, donde pasa doce días hasta su vuelta a la capital de España.

«El día 18 de octubre hay una llamada extraña de parte de Juan que me aconseja ausentarme unos días», prosigue el escrito, «y vuelvo a encontrarme en una situación sobrecogedora». En aquellos momentos pide ayuda a su amigo Víctor García-Hoz para dejar a sus dos hijos pequeños a dormir en su casa y ella vuelve a pasar la noche en la vivienda de Carmen Santos Fontenla, donde son detenidas ambas al día siguiente por funcionarios del Mando Unico para la Lucha Antiterrorista.

«Desde el momento de mi detención», continúa Jimena Alonso, «soy golpeada en todo el cuerpo y, al mismo tiempo, coaccionada y aterrorizada, ya que me dicen que mis hijas están detenidas y que depende de mi comportamiento y de mis declaraciones la suerte de ellas». El escrito dice posteriormente que la misma noche del arresto «se me aplica una bolsa para ahogarme, sufro un desmayo, o no sé si un paro cardiaco, y me despierto al lado de un señor que me está poniendo una inyección».

«Hacia el quinto día de mi detención», continúa Jimena, «el trato mejora y cesan los golpes sistemáticos, aunque las coacciones sobre mis hijas no dejan de estar presentes; me amenazan con violar a mi hija de diecisiete años delante mío». «Ante esto», señala el escrito, «es una situación de tal horror y miedo que no me siento ser humano», por lo que Jimena acepta un acuerdo con la policía de no denunciar ante el juez malos tratos y la tortura a cambio de dejar en libertad a su hija menor, Viviana, detenida aquellos días, a la que también le fue aplicada la ley Antiterrorista.

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Tras prestar declaración ante el titular de la Audiencia Nacional y después de ser ingresada en prisión, Jimena Alonso se informa de las acusaciones que contra ella, su hija Alda, también en prisión, y varios de sus compañeros ha hecho el Mando Unico para la Lucha Antiterrorista, de las que afirma en su escrito que «son absolutamente falsas y que lo único que ha mediado por mi parte son relaciones afectivas personales», refiriéndose a su amistad con Madariaga y Belén González.

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