Mohamed Mzali: "El presidente Burguiba sigue siendo el motor de la renovación política"
Intelectual y arabista, el actual jefe del Gobierno tunecino, Mohamed Mzali, se define como un hombre "aferrado a la tierra y a las Curas condiciones del campesinado", que le han permitido utilizar su mismo lenguaje y comprender sus preocupaciones elementales. Partidario de Habib Burguiba "desde los diez años", afirma que el fundador del Estado tunecino sigue constituyendo el elemento motor de una renovación política, en la que está empeñada la propia madurez de sus compatriotas, para quienes la restitución del pluripartidismo es una empresa que reclama las energías de todos.Las elecciones legislativas no van a modificar sustancialmente el comportamiento de los tunecinos, "pero estoy persuadido de que, a través de los resultados, se va a demostrar el afecto de mis compatriotas hacia Burguiba y su apoyo general a las grandes opciones económicas y sociales de mi Gobierno. Nos corresponderá luego habituar a los tunecinos al pluripartidismo y a la coexistencia pacífica entre las diferentes familias políticas".
La idea de una cohabitación, pacífica de los partidos que consigan estar representados en el futuro Parlamento es un "elemento sustancial" para Mzali, consciente de la abrumadora mayoría de que dispondrá el Frente Nacional integrado por el partido oficialista Destur y la central de trabajadores.
"No puedo formular pronósticos, pero no creo que esta vez salga una oposición fuerte. Si tuviera que hacerlos, diría que serán poquísimos los parlamentarios de la oposición.
Una fuerza político-sindical
Para el primer ministro tunecino, que rechaza el apelativo de "promotor del pluripartidismo", su gran acción personal ha sido organizar el Frente Nacional como una futura fuerza, político-sindical capaz de dirigir al país durante los próximos cinco años por lo menos. "`Pero lo esencial será que en la próxima asamblea se instaure un diálogo constructivo entre nosotros y la oposición. En esa asamblea van a figurar los representantes del mundo laboral, del pequeño comercio y de la burguesía, y yo creo que un hombre como Ahmed Mestiri está llamado a ayudarnos, porque representa una fuerza notable, implantada en todo el país y la más organizada después de la nuestra", afirmó.Mzali califica como "consecuente la decisión de la Unión General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT) de figurar al lado del Destur en estos comicios. Si yo no hubiera logrado el apoyo de los sindicalistas, el combate electoral habría sido indeciso y hubiéramos tenido algunos quebraderos de cabeza. Pero la UGTT ha comprendido que su interés radica en permanecer a nuestro lado porque así ha ocurrido en los últimos cincuenta años.
Pero, ¿de qué socialismo se trata? Para Mzali, el hecho de que las cuatro formaciones políticas que participan en las elecciones se refieran al socialismo en sus respectivos prográmas no es "ni una novedad ni una sorpresa".
"Nosotros decimos que el socialismo es una moral y un fin, y que el fiuto del crecimiento económico debe ser compartido entre todos; somos humanistas y no tenemos prejuicios ideológicos, como es eÍl caso de los comunistas, encerrados en moldes doctrinales, en su caso inevitables. Si ellos se definen como socialistas, en un sentido doctrinal, el resultado que alcanzan no siempre es positivo. En realidad, con excepción del partido comunista, las otras tres formaciones que participamos en los comicios hablamos el mismo lenguaje político. No hay tantas diferencias entre nosotros.
Entre esos diferentes partidos, la masa del pueblo tunecino puede actuar como un factor de cohesión, según Mzali, lo que no evita el que la legalidad histórica concierna, exclusivamente, al Destur. "Ya que una cosa es que yo permita que otros luchen contra mí en la contienda electoral, y otra que se me acuse de dirigirme al pueblo para defender mis opciones, para convencerle de que mi partido, que durante cincuenta años ha elevado el nivel de vida de los tunecinos, está mejor situado para continuar esa lucha.
Las elecciones tienen lugar a escasas semanas de implantarse una serie de medidas coercitivas contra el fanatismo religioso en Tunicia. La importancia del integrismo es minimizada por el régimen tunecino, pero ello no significa que se la relegue al olvido. "La juventud se ha dado cuenta de que estaba siendo manipulada por una minoría aventurera, que no empleaba el lenguaje pedagógico, sino el constituido por lemas extraños a Tunicia: jomeinismo, contestación, violencia redentora.
Al final del diálogo, Mzali vuelve a evocar la dimensión personal de Burguiba, verdadero promotor de la nueva vía de diálogo"que se ofrece al país a partir de los comícios... "El (Burguiba) se considera el padre de la nación y piensa que las elecciones son un elemento nuevo de la madurez del pueblo. Hace cincuenta años, Tunicia era un conglomerado tribal; nuestra nación, como tal, era inexistente. Burguiba consiguió integrar a los tunecinos en el seno de una entidad que se llama pueblo, nación. Y lo hizo en sólo 50 años.
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