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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El error deI profesor Fuentes Quintana

En relación al artículo publicado en EL PAIS el 25 de octubre de 1981 acerca del "Balance de la situación actual de la economía pañola", me complace leer que las cinco líneas de actuación frente a los grandes retos de nuestra economía son: 1. Flexibilidad en los. salarios reales. 2. Definir el papel de la inversión pública en los procesos de ajuste. 3. Disminuir la rigidez del sistema económico por su ordenada. liberalización. 4. Reconver.sión industrial. 5. Aumento de la capqcidad exportadora.A tal ordenación sólo me resta apuntar que si solucionamos los dos primeros punto, los tres restantes se resolverán automáticamente.

Digamos, de entrada, que estoy de acuerdo con el diagnóstico del profesor Fuentes Quintana; pero no en las consecuencias de su aplicación, por las razones siguientes:

Si se produce una reducción de los salarios reales, es evidente que repercutirá en el consumo, primero, y en el empleo, después; pero no se trata de reducir los salarios reales, sino de aumentar su productividad, y no a través de acciones antisociales, como las horas, extras o el pluriempleo, sino introduciendo en las condiciones de trabajo -hasta tanto éste no alcance la productividad media de los países de la CEE- las formas más. racionales de remuneración salarial según rendimiento.

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Ha sido necesaria la cifra de cerca de dos millones de parados para que la clase trabajadora y la Administración empezaran a darse cuenta de que las relaciones laborales, tal como vengo diciendo desde hace años, están en la raíz de nuestros quebraderos económicos, y a ello añado que, con todo el respeto a cualquier tipo de trabajo llevado a cabo con sentido de responsabilidad; las centrales sindicales, igual que en los países de la CEE no pueden dirigirlas peones especializados, sino ingenieros, economistas, abogados, etcétera, que sepan hacer de la huelga un recurso in extremis y vinculen los salarios a la rentabilidad de los sectores productivos./

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