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Manifestación multitudinaria en Bilbao contra la LOAPA y los pactos autonómicos suscritos por UCD y PSOE

Sin incidentes reseñables, salvo la disolución por la policía de varios cientos de militantes de LKI y POSI, que, de forma pacífica, deseaban participar en el acto, alrededor de 100.000 personas (el Gobierno Civil de Vizcaya daba esta cifra y el Gobierno vasco 200.000) se manifestaron el domingo en Bilbao contra la LOAPA y los pactos autonómicos, atendiendo a la convocatoria hecha por el Gobierno vasco y secundada por el PNV, Euskadiko Ezkerra, PC de Euskadi y el sindicato ELA, con el lema «Estatuto sí, pero todo el estatuto».

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La diferencia de cifras con respecto a la participación en la manifestación era notable al término de la misma. Las dificultades en el cálculo se habrían producido porque una parte de los participantes en la manifestación, que estaban situados en la parte final de aquélla, con el fin de poder asistir al discurso que Garaikoetxea pronunció desde el balcón de la Diputación, se desviaron por calles no previstas en el recorrido, por las que accedieron a la Gran Vía.Esta circunstancia habría hecho difícil precisar las cifras. EL PAIS había calculado en 70,000 el número de manifestantes que pasaron por Hurtado de Amézaga hasta conocer y confirmar esta dispersión de manifestantes. De cualquier forma, parece mucho más ajustada a la realidad la cifra del Gobierno Civil de Vizcaya que la proporcionada por el Gobierno vasco, que considera la movilización «como una de las más importantes habidas en Euskadi en los últimos años».

A mediodía, hora prevista para el inicio del acto, se había situado en la amplia calzada de la calle de la Autonomía (antes Gregorio Balparda) la cabeza de la manifestación. En la misma, y tras la pancarta con el lema central, se situaba el Gobierno vasco en pleno, con Carlos Garaikoetxea al frente, y el viejo lendakari Jesús María de Leizaola. «Aquí me ven», declaró a EL PAIS, «una vez más manifestándome en forma pacífica en defensa del Estatuto vasco que me trajo a Euskadi desde el exilio».

Detrás se colocaron los representantes de los partidos convocantes en el Parlamento vasco, entre ellos su presidente, Juan José Pujana, y autoridades locales y provinciales de Vizcaya, Guipúzcoa, Alava y Navarra. El paso de este primer bloque -que marchaba en silencio- por las calles del trayecto, fue entusiásticamente aplaudido.

Por detrás marchaba una representación unitaria de EE y EPK -algo más del 10% del total de participación-, con una pancarta con el lema «Los trabajadores con el Estatuto para cambiar Euskadi», que sostenían dirigentes de ambas organizaciones, entre ellos Roberto Lertxundi y Mario Onaindía. La manifestación se animó con este bloque, que repitió gritos de «PSOE, UCD, la LOAPA se os ve» y, sobre todo, «Estatuto, bai; LOAPA, ez» («Estatuto, sí; LOAPA, no»), que fue el más coreado en toda la manifestación. En este grupo pudo verse a militantes de ESEI, entre ellos Goyo Monreal, rector de la Universidad del País Vasco.

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El contingente más importante de la manifestación estuvo constituido por la representación de ELA y el PNV. Dirigentes de ambas fuerzas, entre ellos Xabier Arzallus -que recibió frecuentes muestras de entusiasmo popular- encabezaban este bloque, que se abría con una pancarta en la que se leía « Fueros y Estatuto, sí; LOAPA, no».

La manifestación, protegida por 1.500 integrantes del servicio de orden y el cuerpo de berrocis -que se encargó de la custodia de los representantes del Gobierno y Parlamento vascos- recorrió sin incidentes las calles más céntricas de Bilbao para desembocar ante la Diputación foral de Vizcaya. En el recorrido podían verse abundantes tiras firmadas por EGI (organización juvenil del PNV) y pegadas en las paredes, en las que se leían frases tales como «Nos quieren dar por el cupo» y «LOAPA ¿una, grande y libre...?».

Seguían saliendo rnanifestantes desde el punto de partida, cuando a la una de la tarde llegaba la cabeza de la manifestación ante el edificio foral. Desde el balcón Garaikoetxea se dirigió a los manifestantes, a los que invitaría luego a entonar el Eusko Gudariak (himno del soldado vasco).

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