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La huelga general sólo tuvo repercusión en poblaciones muy localizadas de Euskadi

La huelga convocada ayer por la izquierda independentista vasca en relación con la muerte por la Guardia Civil de los miembros de ETAm José Andrés Izaguirre Gogorza, Gogor, y José Jáuregui Altube, Josetxo, tuvo sólo repercusión en algunas poblaciones muy localizadas de Euskadi, caso de Hernani, Tolosa y Rentería, en Guipúzcoa, y la zona del Duranguesado, en Vizcaya. Sin embargo, a lo largo del día se produjeron diversos enfrentamientos entre manifestantes y policías, principalmente en ciudades como San Sebastián y Bilbao, lo que provocó cortes de tráfico a consecuencia de las numerosas barricadas levantadas, muchas de ellas consistentes en vehículos incendiados.

Los paros laborales se produjeron en algunas empresas industriales, sucursales bancarias, centros de enseñanza, bares y comercio de las zonas antes citadas. En Amorebieta, pueblo natal de Gogor, las tiendas de alimentación abrieron sus puertas a primera hora de la mañana, pero cerraron a partir de poco antes del mediodía, informa nuestro corresponsal en Vizcaya, Patxo Unzueta.En Ibarra (Guipúzcoa) se celebró por la mañana el entierro de José Jáuregui (Gogor fue enterrado en día anterior en Amorebieta), al que asistió la práctica totalidad de la población, dentro de un impresionante silencio, informa desde San Sebastián José Luis Barbería. Por la tarde se ofició un funeral, en el que estuvieron presentes alrededor de 3.000 personas, la mayoría de las cuales participaron posteriormente en una manifestación que había sido convocada por Herri Batasuna y otras organizaciones extraparlamentarias.

Terminada la ceremonia religiosa, oficiada íntegramente en eusquera, los familiares de Josetxo, acompañados de algunos dirigentes de Herri Batasuna, entre los que encontraban Txomin Ziloaga y Jokin Gorostidi, así como de numerosos manifestantes, se dirigieron al cementerio para depositar un ramo de flores ante la tumba del joven etarra. Previamente, frente a la iglesia, los asistentes habían entonado el Eusko Guadariak, prorrumpiendo en gritos a favor de ETA Militar y en contra de la policía y el Partido Nacionalista Vasco (PNV). El eslogan más coreado fue el de Herriak ez dubarkatuko (El pueblo no perdonará).

La policía, que no había aparecido en ningún momento, merced a un acuerdo entre el gobernador civil y el alcalde de la población, esperaba a los manifestantes en la localidad vecina de Tolosa. El acuerdo entre el gobernador y el alcalde no contemplaba la posibilidad de una manifestación, por lo que la policía disolvió todos los intentos que se produjeron.

En la capital guipuzcoana se registraron, no obstante, numerosos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del Estado y manifestantes espontáneos, la mayoría jóvenes independentistas. La comunicación por carretera se vio especialmente afectada, con vías interceptadas por barricadas, grandes atascos y ausencia total de transportes públicos. Los manifestantes quemaron, en algunos casos, autobuses, camiones y furgonetas.

Herri Batasuna había presentado por la mañana en el Ayuntamiento donostiarra una moción de urgencia en el pleno municipal para pedir una condena pública por las muertes de Gogor y Josetxo, y la adopción de una serie de medidas a asumir por la Corporación. La moción sólo contó con el apoyo de Euskadiko Ezkerra, por lo que no llegó a prosperar.

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