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La Ejecutiva centrista culpa al Gobierno y al partido del fracaso electoral gallego

Por primera vez, como reconoció el secretario de organización, José Ramón Caso, UCD, a consecuencia de su derrota en Galicia, ha realizado una profunda autocrítica sobre la gestión del partido y del Gobierno. Como principales errores del Gobierno figuran el «haber desembarcado un montón de ministros quince días antes de las elecciones a explicar unos logros que nadie se creyó», y el «haber tenido al presidente de la Xunta, haciendo cola ante los despachos de los directores generales, mientras en la Moncloa se recibía a otros personajes políticos». Esta fue la valoración de la derrota que ayer hicieron los miembros de la Ejecutiva centrista, presentada en conferencia de Prensa por Rodríguez Sahagún y José Ramón Caso.

La alternativa para no volver a cosechar fracasos en las próximas confrontaciones electorales pasan, siguiendo el citado análisis, por ofrecer una imagen de cambio. Este parece ser el primer objetivo que se ha fijado el partido del Gobierno: la renovación, sobre la que no especificaron si alcanzaría también a ministros y cargos del partido, la presentación de una oferta electoral de centro-centro y lograr la calma interna del partido.«Otro de nuestros errores», manifestó Caso, «ha sido el de pacificar UCD veinte días antes de las elecciones gallegas, con la tregua de silencio adoptada en la reunión del consejo político del pasado día 28, y haber estado los meses anteriores ofreciendo una imagen de enfrentamiento interno constante». La necesidad del cambio ha sido adoptada tras llegar a la conclusión de que en tiempos de crisis los ciudadanos votan las alternativas de los Gobiernos en el poder, «y esa ha sido precisamente la clave del éxito de Manuel Fraga, presentarse con caras nuevas a las elecciones y como alternativa de cambio frente a nosotros, que no hemos sabido hacer ni una cosa ni otra».

Tras haber descalificado reiteradamente a Manuel Fraga durante la campaña electoral gallega, por emplear su imagen como reclamo publicitario, los dirigentes centristas han terminado por admitir que Fraga tenía razón: «En las elecciones al Parlamento de Andalucía procuraremos presentar la imagen de un líder regional, y capitalizar toda la campaña alrededor de una persona importante. Los últimos acontecimientos políticos revelan que la gente sigue votando a una persona, y no a una opción concreta con caras desconocidas. Hemos aprendido también que los líderes nacionales no cubren al líder regional. Calvo Sotelo y Suárez han ido a Galicia, pero eso no basta. Necesitábamos a un líder como Fraga que pudiera poner en los carteles «Gallego como tú» (eslogan empleado en Galicia por Alianza Popular).

Finalmente, José Ramón Caso recordó que había contribuido a restarle credibilidad al partido del Gobierno el que «hubiera personas que tanto en público como en privado alababan a nuestros contrincantes políticos. La gente que los oía no entendía nada», manifestó. Aunque el secretario de organización centrista se guardó de citar nombres, se refería, sin duda, al caso de los diputados Ricardo de la Cierva y José Manuel Otero, quienes en Lugo hicieron campaña, al parecer, en favor de Manuel Fraga.

Comité de disciplina

Estos y «otros que nos consta pudieran haber pactado con Alianza Popular, en detrimento de UCD», irán al comité de disciplina del partido «si la investigación que ya se ha puesto en marcha demuestra que tales hechos son ciertos».Respecto a la política de alianzas en Galicia, Rodríguez Sahagún se limitó a reseñar que el comité ejecutivo nacional se pondrá en contacto con el comité regional gallego para valorar la conveniencia de unirse a AP o al PSOE. «De momento, nada hay decidido, ni en un sentido ni en otro», señaló. «El próximo día 2, en que celebraremos otra reunión de la ejecutiva, adoptaremos la decisión final. En cualquier caso», recordó el presidente centrista, «la iniciativa para realizar pactos electorales corresponde siempre al ganador, y Manuel Fraga aún no se ha pronunciado».

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La decisión de formar coalición en el Parlamento de Galicia va a ser, indudablemente, uno de los temas polémicos que va a tener que solucionar el partido del Gobierno en los próximos días, ya que las distintas familias que integran UCD no han logrado ponerse de acuerdo. Mientras los democristianos se declaran partidarios de la alianza con el partido de Manuel Fraga, los socialdemócratas avanzaron ayer su propuesta de que el Gobierno gallego debe ser monocolor.

Un momento después de manifestar su postura, el dirigente socialdemócrata Francisco Fernández Ordóñez abandonó la reunión de la ejecutiva mientras murmuraba en voz baja: «Estoy harto».

En el capítulo de la pacificación interna de UCD se le recordó a Rodríguez Sahagún la pretensión de los democristianos de pedir la convocatoria inmediata de un congreso extraordinario (véase EL PAIS del pasado miércoles). La respuesta del presidente centrista fue tajante: «No hay ninguna razón para celebrar un congreso extraordinario. El de Palma de Mallorca sigue en plena vigencia, y, si los democristianos no alegan alguna razón estatutaria, yo me voy a oponer a ese congreso extraordinario».

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