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Los conflictos políticos y sociales se multiplican en Polonia

En Polonia se multiplican los incidentes. Treinta de las 49 provincias están preparadas para la huelga o tienen conflictos, un grupo de dogmáticos del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista) exige sanciones contra el cesado primer secretario, Stanislaw Kania, y otros liberales y la Comisión Nacional del sindicato independiente Solidaridad convocó una huelga de una hora para el próximo miércoles con el objeto de protestar contra el desabastecimiento, en medio de ásperas discusiones entre moderados y radicales.

Después de los incidentes del martes en Katowice, el miércoles los enfrentamientos entre policía y manifestantes se produjeron en Wroclaw, que, ayer recuperó la calma después de medio día de paro en los transportes públicosLa policía detuvo a cuatro afiliados a Solidaridad, que estaban distribuyendo panfletos catalogados como "antisoviétcos y antisocialistas" según el periódico oficial, Tribuna Ludu, que no dio a conocer su contenido. Los textos hacían llamamientos a los soldados para que no utilizasen las armas contra los obreros. En tal sentido se conoció ayer un comunicado de una guarnición militar de Lublín, en la que los soldados expresaron que no se dejarían utilizar para la represión.

De todas las esquinas del país llegan informaciones de conflicto. En Krosno se enfrentaron los sindicatos de ramas (oficiales) con Solidaridad. En una fábrica, gentes de Solidaridad sacaron en una carretilla al presidente de los sindicatos de ramas, un inválido, al que ahora ninguna empresa quiere dar trabajo, para evitar enfrentamientos.

A pesar de este clima de enfrentamiento, que se reflejó en la reunión de la Comisión Nacional (KKP) de Solidaridad en Gdansk, una ligera luz de entendimiento se perfiló ayer al declarar la comisión de reforma económica que preside el primer ministro, Wojciech Jaruzelski, su hostilidad a la suspensión del derecho de huelga, como se había formulado en el pleno del partido, el pasado fin de semana, y su posición favorable a que no "se descarte" a una fuerza de diez millones de simpatizantes (Solidaridad) de las soluciones nacionales. Pero su declaración más conciliadora fue que planteó en sus discusiones la eventualidad de crear una segunda Cámara legislativa, como proponían algunas ponencias en el congreso de Solidaridad, que fiscalice la autogestión obrera.

El miércoles se sucedieron las entrevistas a alto nivel. El arzobispo Jozef Glemp, primado de Polonia, recién llegado de Roma, se entrevistó con el nuevo primer secretario del POUP, general Wojciech Jaruzelski, para tratar del entendimiento entre la Iglesia y el Estado. En la entrevista se subrayó la necesidad de crear una "amplia plataforma nacional para el entendimiento". Ese mismo día Lech Walesa fue informado por el primado de la situación.

En Gdansk, la KKP, volvió a enzarzarse en deliberaciones políticas en el momento de enjuiciar los acontecimientos de Katowice y Wroclaw. Walesa y Jan Rulewski se atacaron directamente cuando el segundo pidió formalmente la transformación de Solidaridad en un partido político. Reputados miembros del sector radical, como Andrezj Gwiazda o Bogdan Lis pidieron una respuesta dura del sindicato que está siendo amenazado en su existencia y uno de los vicepresientes de Lodz, Jerzy Kropiwnicki, aseguró que la "amenaza del estado de guerra es una patraña, porque el Gobierno no cuenta con la fuerza ni de toda la milicia ni de todo él Ejército".

La comisión nacional de Solidaridad, reunida ayer en el Ayuntamiento de Gdansk, aprobó una huelga de una hora en todo el país para el próximo miércoles, para protestar contra el desabastecimiento. Al mismo tiempo, fuentes de Solidaridad dejaban entrever la posibilidad de un entendimiento antes de la huelga.

Un grupo dogmático del POUP, próximo al foro Katowice, exigió, por su parte, en una carta, el castigo de los liberales como Kania, el miembro del Buró Político, Kazimierz Barcikowski y del viceprimer ministro Mieczyslaw Rakowski. El hecho de que una cierta dureza política impera en el POUP resulta innegable. Ayer Hieronim Kubiak, secretario y miembro del Buró Político, caracterizado por sus posiciones conciliatorias habló de "acabar con la anarquía por medios legales, incluido el uso de la fuerza".

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