Año Internacional del Minusválido
Estamos en el Año Internacional del Minusválido, patrocinado por las Naciones Unidas, y apenas sí está teniendo alguna incidencia digna de mención al respecto en este país.Ultimamente se están sucediendo por parte de políticos y partidos con representación parlamentaria manifiestos y apariciones públicas que dan a entender un interés súbito por sus preocupaciones hacia la problemática de los minusválidos. Políticos que esgrimen frases muy bonitas y hasta poéticas, y que apenas sí saben distinguir entre las características de un hemipléjico y un afectado de síndrome de Down.
Es lamentable comprobar cómo la gran mayoría de los políticos utilizan este tema sin escrúpulos y con el convencimiento de que están haciendo algo útil y positivo para los propios minusválidos. Qué triste comprobar cómo ni la derecha, ni la izquierda, ni el centro son capaces de sacudirse el lastre de tantos años compadeciéndose por los minusválidos. Leyes y decretos en vigor y a punto de estrenarse que están cargados de sentimientos paternalistas y marginadores que vienen a segregar aún más, si cabe, a estas personas de quienes se ignora casi todo y a quienes sé les conceden generosamente ayudas, protecciones, asistencia y prestaciones que intentan evidenciar que hay personas de primera y de segunda, sobre todo si tenemos en cuenta el reparto del pastel socioeconómico.
Sería altamente positivo y esperanzador el que este año dedicado a los minusválidós, los políticos se dedicaran a conocer y estudiar de verdad la problemática que afecta a estas personas.
Ha llegado el momento histórico de ser serios y hone.stos en este tema. Tienen en su mano la oportunidad de quedar tranquilos ante sus propias conciencias. Busquen aquellas soluciones que de verdad faciliten el camino a una integración eficaz y positiva para todas las personas marginadas e inadaptadas. Unas soluciones fáciles de obtener si dejan manifestarse a estas personas, que, junto a sus padres, son los más eminentes expertos en esta materia. Hasta ahora sólo los especialistas médicos, psicólogos, pedagogos y demás entendidos en la materia han sido los únicos que han tenido la oportunidad de hablar; ahí están los resultados y las muchas aberraciones cometidas.
Dejen hablar y expresarse a los propios minusválidos, pues son ellos los que primeramente deben hacerlo. Aunque no se lo crean,a el minusválido, antes que nada, es persona, con la ineludible necesidad a ser reconocida como tal, y con los consiguientes derechos a ser y entender la vida como le dé la gana./
