Encerrarse en territorios vedados
Tras leer su último y por lo demás excelente artículo, no he podido por menos de preguntarme si Fernando Savater calificaría de "ilustrado rebuzno contra los cantonalismos" el decir que asombra el ver que hombres que habrían de tener en la mente el concepto de justicia por encima de cualquier tipo de frontera, los que habrían de tener como propia la causa de cualquier otro hombre, que en cualquier lugar padeciese injusticia, ahora señalan límites hasta donde debe llegar su propia acción y pretenden encerrarse en territorios que por razones lingüísticas u otras que consideran étnicas quieren ver vedados a la acción de los demás.Me he preguntado también si Savater diría que es de ser "cosmopolita de coca-cola y zapatillas" el asustarse al imaginar lo que podría ser de este país que cuando el mundo se va quedando pequeño, cuando las naciones que en Europa existen resultan ya estrechas para muchos, no obstante, se piensa en parcelar.
Finalmente, me he preguntado cómo calificaría, o más bien cómo, calzado con alpargata, abarca o borceguí y un chiquito en la mano, eructando en su particular Olimpo, rotundamente descalificaría Savater el que se dijese que resulta hasta cómico el pobre localismo de algunos que, no obstante, se tienen por aquí por más europeos que los demás; y el que se llegase a decir que hasta indigna el darse cuenta de que también por aquí son los más ardientes defensores de la parcelación del país quienes, por medio de fueros más tiempo conservados y de diversos tipos de proteccionismos obtenidos desde que aquellos fueros desaparecie-
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ron, pudieron acumular mayores bienes, que ahora pretenden administrar para su propio y único beneficio. Porque es un hecho que, mientras en otros países son las regiones más pobres o empobrecidas por el centralismo las que piden lo que los británicos llaman devolution, en España son las regiones más ricas las que con más fuerza reclaman privilegios que, como tales, nunca debieron tener./
