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El mal de la Banca

El panorama de FIDECAYA puede parecer escandaloso a los fieles de la economía de mercado: una Administración que ha controlado bastante tiempo esta empresa totalmente privada, un Gobierno que garantiza el 91% de los ahorros a su medio millón de clientes, unos trabajadores que quieren seguir trabajando con garantías también estatales, una izquierda que apoya estas pretensiones sociales y se dispone a pedir la devolución total.Pero los más leales servidores del sistema económico difícilmente pueden rechazar otras opciones sin crear peligrosos y extensos agravios comparativos. Quienes recuerden la solución dada por la Banca y por las autoridades económicas al Banco de Navarra y a las crisis de una docena de estas entidades tienen buenos motivos para convenir que la solución FIDECAYA es hija del mal ejemplo. También en el terreno económico la repetición es consustancial al vicio.

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Los depósitos del Banco de Navarra fueron íntegramente devueltos: hasta 500.000 pesetas por el Fondo de Garantía de Depósitos, creado a medias por la Banca privada y el Banco de España, y a partir de dicha cantidad por mandato del Gobierno al Banco de España. Después, el F.G.D ha funcionado en otras ocasiones, garantizando en un tiempo hasta 750.000 pesetas y desde hace algunos meses hasta 1.500.000 millones de pesetas. La aportación de la Banca a este sistema mutualista es teóricamente de la mitad, pero en la realidad puede deducir una tercera parte a la hora de pagar el Impuesto de Sociedades, y el Banco de España ha tenido (hemos tenido) que cumplir sus obligaciones y anticipar las de la Banca privada, en un montante que no ha publicado ni quiere publicar el propio banco emisor.

El Gobierno carece de argumentos para hacer ahora algo distinto con FIDECAYA. Ya anunció el 20 de agosto que anticiparía en estos casos, a cuenta de la liquidación, el 100% de los depósitos hasta 200.000 pesetas, el 50% hasta 750.000 y el 75% hasta 1.500.000.Así cubre el 9 1 % de los ahorros y el 96% de los depositantes. Ello no ha impedido el agravio de que miles de ahorradores modestos(FIDECAYA llegaba a pueblos y aldeas vedados hasta ahora para la Banca) se hayan quedado sin dinero incluso para comer, y estén todavía en esta situación, mientras la garantía bancaria ha funcionado siempre instantáneamente.

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