El "Talgo" y los fumadores
Para una persona que no fuma resulta una verdadera tortura soportar, durante varias horas, la atmósfera pestilente del humo de tabaco en los vagones del tren Talgo, con ventanas herméticamente cerradas y un acondicionamiento de aire que no puede absorber la cantidad de humo que los señores (y señoras) fumadores producen. La consecuencia lógica es llegar al término del viaje con un tremendo dolor de cabeza, como mínimo.A través de EL PAIS quisiera hacer una pregunta sugerencia a la dirección de Renfe, aprovechando sus actuales campañas comerciales para aumentar el uso del ferrocarril:
¿No es posible reservar uno o más vagones del Talgo para los no fumadores? Esto ya se hace en los trenes Corraíl.
También esto contribuiría a acercarnos a Europa./
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