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Agresiones y reyertas en Carabanchel

En la Prisión Provincial de Carabanchel de Madrid se han sucedido en los últimos días constantes agresiones y reyertas entre los presos e insultos y enfrentamientos contra los propios funcionarios. El hospital penitenciario ha tenido que atender diariamente a varios reclusos que presentaban importantes lesiones, y en algunos casos han tenido que ser trasladados a hospitales de la capital ante la gravedad de su estado. Algunos funcionarios de esa prisión han manifestado a este periódico que la «situación puede estallar rápidamente y el estado de tensión es actualmente muy fuerte».En el día de ayer todavía continuaban internados en el Hospital Provincial de Madrid cuatro reclusos comunes por haber ingerido objetos metálicos, y otros dos seguían ingresados en la enfermería de la prisión. Estos presos estaban internados en la tercera galería del centro, junto con los políticos, y, según fuentes penitenciarias, habían causado serias agresiones a otros reclusos en el curso de un ajuste de cuentas, tras lo cual la junta de régimen de la prisión les sancionó a celdas de aislamiento. Los reclusos no aceptaron la sanción y se autolesionaron gravemente en varias ocasiones, por lo que se procedió a su traslado al hospital. Asimismo, hace unos días fue apuñalado otro de los internos, aunque, según parece, su estado no reviste gravedad.

Núcleos minoritarios

El director del centro, Eusebio Hernández, manifestó a este periódico, en relación con la crítica situación que están atravesando las prisiones, que «la tensión registrada estos días no es extensiva a toda la población reclusa, sino que los incidentes han sido protagonizados por núcleos minoritarios, y aunque pudiera tratarse de una maniobra a nivel nacional, en Carabanchel, de momento, esperamos que no se produzcan problemas mayores».

Eusebio Hernández señaló asímismo que «esta situación es debida al impresionante número de reclusos que se encuentran en esta prision -actualmente rondan los 1.700-, a una importante falta de medios y al reducido número de funcionarios, quienes actualmente están atravesando una situación de desmoralización, ya que no tenemos recursos para cumplir nuestro trabajo debidamente».

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Algunos de los funcionarios de la prisión señalaron a EL PAÍS que «la situación es angustiosa y desesperante tanto para el preso como para el funcionario».

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