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La oposición popular a los euromisiles preocupa a la OTAN

El incremento de los movimientos contrarios al despliegue de los euromisiles en la República Federal de Alemania (RFA), el deseo de Bonn de no ser el primer país aliado en recibir en su territorio los Pershing II, si no que la instalación coincida al menos con el despliegue de los Cruise en Italia, y las presiones europeas para que las conversaciones entre el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, y su colega soviético, Andrei Gromiko, en Nueva York, a fines de mes, finalicen con un cierto calendario para el inicio de conversaciones entre Estados Unidos y la URSS sobre el control y reducción de armamento nuclear en Europa, serán los tres principales puntos de estudio en la reunión que celebrará mañana, miércoles, en Bruselas el comité consultivo de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En medios próximos a la Alianza Atlántica se estima que Estados Unidos debe "poner todo de Helmut Schmidt, que atraviesa una comprometida situación interna, y no "echar más leña al fuego" con declaraciones violentas que puedan comprometer, o al menos dificultar, el futuro diálogo entre Washington y Moscú.

Para los aliados europeos es fundamental, siempre según medios oficiosos, que de la reunión de Nueva York salga alguna señal tangible que demuestre la voluntad de diálogo de Estados Unidos.

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