Los sindicatos británicos votan la retirada del país del Mercado Común

El XXIII Congreso de los sindicatos británicos (TUC) concluyó el viernes en Blackpool con la aprobación de resoluciones para la retirada británica del Mercado Común sin referéndum y para un desarme nuclear unilateral. La política económica del Gobierno de Margaret Thatcher fue criticada y se rechazó una política de restricciones salariales. Sin grandes innovaciones, pues, este congreso ha servido principalmente para fijar posiciones respecto al próximo congreso del Partido Laborista.

El TUC es el marco organizativo de los principales sindicatos británicos, que son únicos, por ramas. Algunos de estos sindicatos están directamente afiliados al Partido Laborista y, en principio, el TUC no es político. Sin embargo, ha sido este 13º congreso el que ha servido de primera plataforma para la lucha que se desarrolla en el seno del laborismo.En Blackpool, el líder laborista Michael Foot utilizó la oportunidad para criticar a Tony Benn y el jueves, éste y sus dos contendientes al viceliderazgo del partido, Denis Healey y John Silkin, subieron al estrado, uno tras otro, para confrontar sus puntos de vista. Fue Benn el más aplaudido, mientras Healey se vio abucheado en diversas ocasiones, especialmente cuando denunció a los "trotskistas, comunistas y la chusma" infiltrada en el partido. Los sindicatos controlan el 40% de los votos del congreso laborista, frente a un 30% para los diputados y otro tanto para las organizaciones de base.

Tras el debate más animado del congreso, el TUC aprobó, por una mayoría abrumadora, una resolución en la que se pedía el desarme nuclear unilateral del Reino Unido -la primera vez en la historia que esta organización adopta una decisión de este calibre-, con lo que aumentan las posibilidades de que el congreso laborista apruebe una resolución en este mismo sentido. Se criticó asimismo la decisión de Estados Unidos sobre la bomba de neutrones, y tras un voto masivo, se pidió que el próximo manifiesto del Partido Laborista incluya un firme compromiso de retirar al Reino Unido del Mercado Común, sin referéndum. Con esta decisión, la izquierda del laborismo, encabezada por Tony Benn, se ha visto reforzada.

Los sindicalistas criticaron duramente al Gobierno conservador, por su política laboral y económica, e hicieron un llamamiento para luchar contra la nueva ley sindical y contra nuevos recortes en los poderes de estas organizaciones. El TUC se mostró dispuesto a llevar adelante, si los laboristas ganan las próximas elecciones, una política de expansión económica para luchar contra el paro, por medio de un acuerdo entre el Gobierno la industria y los sindicatos; su programa, que contempla algunas renacionalizacines, incluye la devaluación de la libra esterlina, el control de las divisas, el establecimiento de un fondo del petróleo del mar del Norte y de un banco nacional de inversiones, un plan de inversión pública, la restauración de los servicios sociales, el aumento de las pensiones, una jubilación anticipada, restricciones sobre horas extras y una semana laboral de 35 horas.

En un informe se criticó duramente a la Prensa y a otros medios de comunicación por "la tergiversación de las cuestiones sindicales".