Más de 100.000 personas se manifestaron en Barcelona al grito de "Somos una nación"

Unas 150.000 personas -100.000, según la Policía Municipal- participaron ayer tarde en la manifestación unitaria que durante dos horas y media desfiló ante el monumento a Rafael Casanova, responsable de la defensa de Barcelona que concluyó con la derrota del 11 de septiembre de 1714, durante la guerra de Sucesión.

Las notas destacadas fueron la unanimidad en torno al grito «Som una nació» («Somos una nación»), el gran número de banderas catalanas de todos los tamaños, la escasez de pancartas y el rechazo generalizado a la concertación autonómica -excepto por parte de los socialistas- y la aparición de grupos independentistas que, enfrentados con la manifestación, preconizaban abiertamente la lucha armada.La manifestación estaba encabezada por una bandera catalana y el antes mencionado eslogan. La primera fila la componían los principales dirigentes de los partidos convocantes, es decir, todos los parlamentarios, excepto UCD, así como representantes de las centrales sindicales y de algunos grupos extraparlamentarios. La única figura de la política general española que figuraba en la cabeza de la manifestación era Marcelino Camacho, secretario general de Comisiones Obreras.

La presencia de grupos muy agresivos de jóvenes independentistas constituyó una nota inédita que contrasta con la tradicional placidez de las manifestaciones que tienen efecto en Cataluña. Se trataba de muchachos muy jóvenes -muchos de ellos no llegaban a los veinte años- que corearon sistemáticamente a la organización terrorista e independentista Terra Lliure (Tierra Libre). Estos grupos mantuvieron varios enfrentamientos físicos con el servicio de orden de la manifestación.

La presencia socialista en la marcha era muy escasa. Sin duda, formaban los socialistas un cortejo muy poco acorde con su importancia electoral en Cataluña, y, desde luego, el número de manifestantes de esta opción política era muy inferior a los de Convergencia o el PSUC. Asimismo, prácticamente no había presencia de UGT, mientras que estaban presentes varios cortejos, muy nutridos, de CC OO.

No asistió. como viene siendo norma, el presidente de la Generalidad. Pero el presidente del Parlamento catalán, Heribert Barrera. encabezaba el grupo de su partido. Toda la atención periodística estuvo centrada en la persona de la militante trotskista, Bernardette Devlin. Preguntada acerca de su presencia en la manifestación, la ex miembro del Parlamento británico tuvo la indelicadeza de ni tan siquiera contestar.

Después del rechazo generalizado a la concertación autonómica, el tema más presente en las escasas pancartas era el de la oposición al ingreso en la OTAN. Los socialistas, por su parte, pedían una Generalidad fuerte, eufemismo empleado para no aludir directamente a sus deseos de participar en el Gobierno autonómico catalán.

A últimas horas de anoche tenía efecto el último de los actos de la jornada. Consistía en un mitin de carácter independentista organizado por el grupo Nacionalistas de izquierda. Participaba en el mismo como orador, entre otras personas, el antiguo presidente del Consejo Preautonómico Valenciano Josep Lluis Albiñana, que también tomó parte en la manifestación de la tarde.

La total ausencia de autoridades militares fue la nota destacada de la recepción multitudinaria ofrecida ayer por el presidente del Parlamento catalán, Heribert Barrera, en la sede del órgano legislativo autonómico, para conmemorar la fecha que dicho órgano denominó oficialmente «fiesta nacional de Cataluña», y a la cual concedió carácter de no recuperable en el orden laboral.

Dirigentes de la Generalidad indicaron a este diario que, en su opinión, la no asistencia de representaciones militares era debida a unas recientes declaraciones del presidente del Parlamento catalán al rotativo Diario de Barcelona. En ellas, Barrera manifestaba que «de ninguna manera podemos aceptar que nadie pretenda que es delito, decir que Cataluña es una nación o que lo es gritar "Viva Cataluña independiente"».

Barrera afirmaba también que estaba de acuerdo con todos los llamamientos sobre la festividad del 11 de septiembre -algunos de los cuales son de carácter independentista-, que Cataluña debe llegar a ser una comunidad monolingüe, y que «España es un Estado. plurinacional constituido por diversas naciones».

El presidente de la Generalidad, Jordi Pujol, pensaba inicialmente no asistir al acto de ayer en el Parlamento. Cambió la actitud a última hora, tras conocer el dato de que el capitán general de la IV Región, Ricardo Arozamena, estaría ausente. El presidente de la Generalidad no quiso que su ausencía se asimilara a la de las autoridades militares.

Por otra parte, Jordi Pujol dirigió en la jornada de ayer un mensaje al pueblo catalán en el que dijo, entre otras cosas: «Estamos en un momento importante porque se decidirá si nos consolidamos o vamos hacia atrás; si ahora nos consolidamos como realidad nacional, como pueblo; si nos consolidamos como realidad económica e industrial, y si nos consolidamos o no como sociedad progresiva y avanzada».