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Reagan, molesto con Wall Street por la desconfianza demostrada hacia su programa económico

Atribulado por el hasta ahora frustrante comportamiento de la economía y los aparentes fallos de las predicciones de su Administración, el presidente Ronald Reagan dijo, el jueves, que estaba «molesto» por la desconfianza experimentada en la Bolsa de valores de Wall Street acerca de su plan de recuperación económica.

En vísperas de una renovada y más encarnizada batalla con el Congreso norteamericano en torno al presupuesto de la nación, Reagan indicó, el jueves, a su Gabinete que deberá recortar, hasta en 74.000 millones de dólares, los gastos de sus dependencias para los años 1983 y 1984, informa Efe. Los recortes, que no han sido detallados todavía por el Gobierno republicano, significarán reducciones mínimas de quinientos millones y máximas de 4.000 millones de dólares en cada dependencia, dijeron funcionarios de la Casa Blanca, indicando que ni siquiera los gastos militares estarán exentos de esas reducciones.

Los nuevos recortes han sido programados por la Administración Reagan para mantener vivas las esperanzas de lograr un equilibrio en el presupuesto federal para 1984, tal como el dirigente se propuso en los comienzos de su gestión.

Los asesores económicos del presidente pronosticaron, a principios del año, un déficit de 42.500 millones de dólares para 1982.

En contraste con el aparente optimismo del Gobierno, la Oficina del Presupuesto del Congreso dijo, el jueves, que, a menos de que la legislatura realice más recortes en el presupuesto federal, el déficit para el próximo año será de 80.000 millones de dólares, casi el doble de lo que previó el ejecutivo.

La dependencia del legislativo norteamericano predijo, sin embargo, un vigoroso crecimiento de la economía para el próximo año, a la vez que disminuciones en las tasas inflacionarias y de intereses bancarios para 1982 y los años venideros.

Reagan atribuyó «el nerviosismo en Wall Street y en el Capitolio (sede del Congreso)» a las irreales esperanzas de que sus políticas económicas -fundamentadas principalmente en los recortes tributarios y al presupuesto- producirían una «recuperación instantánea» de la economía.

«Nunca prometimos que sería fácil y nunca prometimos que sería rápido. No podemos ahora sucumbir a la estampida del miedo o de la frustración. Tenemos que mantenernos en un proceso de recuperación estable y a largo plazo», expresó el presidente a su Gabinete.

«Muchas personas están frustradas porque no ven una recuperación instantánea de la economía. Tenemos que preguntar nos a nosotros mismos: ¿a dónde irá a parar todo esto si no hacemos nada? ¿Puede alguíen decir aquí que, si no podemos hacerlo, qué ocurrirá en el país? Todos aquí lo sabemos: la economía se enfrentaría a un eventual colapgo», dijo Reagan.

El dirigente manifestó a los periodistas su desacuerdo con Wall Street, ya que, si bien su política económica recibió antes de su aprobación por el Congreso un entusiasta apoyo, «ahora nadie cree que sea la adecuada».

Reagan, cuyas reducciones tributarias no entran en vigor hasta el 1 de octubre próximo, insigtió en que su política económica no comenzará a trabajar hasta esa fecha.

Otoño de 1982, plazo final

La paciencia de los electores norteamericanos se agotará para el otoño de 1982 si el actual Gobierno republicano y el sector privado no consiguen una recuperación de la economía de Estados Unidos, dijo también, el jueves, Louis Harris, director de un instituto de encuestas de opinión pública. Harris advirtió tanto al presidente Ronald Reagan como a la empresa privada norteamericana que un fallo en mejorar el panorama económico del país puede originar, para entonces, una «crisis política importante», que afectará a las relaciones entre el Gobierno y el sector privado en lo que queda de siglo.

El investigador de la opinión pública hizo sus declaraciones en un discurso ante la unión política de la Universidad de Yale, en New Haven (Connecticut).

«Las conclusiones a que hemos llegado, después de una estrecha y cuidadosa lectura de las encuestas, son que el pueblo está dispuesto a dar un plazo hasta el otoño de 1982 al sector privado para que ponga la economía norteamericana en orden», dijo Harris.

«Si dentro de un año el sector privado puede convencer al pueblo norteamericano de que está trabajando positivamente, entonces Reagan será el verdadero héroe y puede que tengamos Gobierno republicano.el resto de la década», agregó.

Pero si eso no sucede -afiadió-, «y la paciencia se agota, entonces hay que estar alerta». En ese caso, lo más probable es que el Gobierno peligre.

«Lo que el pueblo está diciendo es que quiere dar al sector privado una oportunidad real para trabajar en la recuperación y desarrollo futuro de la economía», agregó.

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